La limpieza y el mantenimiento son clave para mantenerlo en condiciones.
Estamos en la época del año en la que tanto en oficinas como en hogares el aire acondicionado está constantemente encendido. Cada estación tiene una relación particular con nuestro sistema respiratorio y si bien el verano supone menos inconvenientes, el abuso del aire acondicionado nos expone a cambios bruscos de temperatura y humedad en el aire que respiramos, así como a agentes infecciosos o alergénicos que podrían enfermarnos.
¿Qué debemos tener en cuenta para proteger nuestra salud respiratoria? Durante el verano existen muchas zonas en las que el calor es intolerable sin un resguardo fresco o la posibilidad de acondicionar el aire. Pero también es un hecho que la falta de ventilación en lugares cerrados, sumada a la deficiente limpieza de los filtros de los aires acondicionados, conlleva a la acumulación de partículas alergénicas como pólenes, polvos domésticos y ácaros, y aumenta la posibilidad de infecciones al acumular gérmenes.
“La vía aérea superior y la nariz tienen como objetivo calentar, filtrar y humidificar el aire que inhalamos, hecho que se vuelve más difícil en un ambiente acondicionado por un aparato, donde el aire se enfría y pierde humedad”, explica Walter Mattarucco (M.N. 801.61), coordinador de la Sección Inmunología y Enfermedades Obstructivas de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria.
Está claro que el abuso de este tipo de aire expone al cuerpo a mayor susceptibilidad para desencadenar, por ejemplo, dolor de garganta, rinitis, tos, broncoespasmo, sequedad de mucosas e infecciones.
“Es importante mencionar que estas recomendaciones son de cuidado general y no tienen en cuenta los aspectos individuales que deben ser evaluados según cada paciente”, aclara Mattarucco y agrega que en el caso de sentir molestias hay que consultar al médico.
Si se hace un viaje largo en coche, hay que evitar tener el aire acondicionado puesto durante todo el viaje. Previsiblemente, las vías respiratorias se irritarán por el aire frío y habrá más opciones de enfermar
También es recomendable bajar la temperatura de forma progresiva y no llegar nunca a menos de 23 grados, ya que durante el trayecto el cuerpo podría enfriarse. Es mejor adecuar la ropa y viajar con vestimenta ligera y cómoda.