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Revista

Tener el control de tu vida puede producirte un grave desgaste emocional

Muchas veces creemos que podemos controlar todo, que podemos sentarnos en el sillón y manejar los canales de nuestra vida como queremos pero, ¿realmente necesitamos tener el control?.

17/08/2022

Hay un diferencia entre quienes pueden “soltar el control” y quienes “toman el control” como modo de asegurar la realidad para no frenar la incertidumbre. 

Un equipo de PsiMammoliti expresa que: “Todos amaríamos controlarlo todo y reducir así el riesgo de que cualquier cosa que no está a la orden de nuestros deseos, suceda. La mala noticia es que esto no es posible, y quienes no pueden soltar el control sufren muchísimo: ansiedad, desesperación, síntomas corporales, angustia, tensiones, preocupaciones constantes, pensamientos negativos automáticos, ideas catastróficas de la vida, entre otras cosas.

Partiendo de esa base ahora surge la pregunta, ¿realmente necesitamos tener el control?

Según la psicología clínica, el exceso de control suele desarrollarse en la niñez, donde aprendemos a controlar para tolerar situaciones y ganar seguridad en ambientes donde nuestras necesidades no eran reconocidas.

Patológicamente, cuando más tratamos de controlarlo todo, más nos alejamos de hacerlo. El solo  hecho de ser controlador/a es agotador, tanto para quienes están bajo ese control, como para la persona controladora, que se abruma frente a no poder manejarlo todo y ver situaciones de peligro y amenazas todo el tiempo y en todos lados. 

Ahora hablemos de las consecuencias que puede sufrir una personal al intentar controlarlo todo. 

Muchas veces podemos acumular estrés, que nos lleva a sufrir ansiedad y ataques de pánico. Luego aparecen las emociones negativas como el miedo y la angustia. Somos propensos a volvernos personas que percibimos todo como un peligro y ver catástrofes por todos lados. 

Ahora que entendemos el problema, podemos buscar algunas propuestas de cómo soltar el control para liberarnos de las energías negativas, de recargarnos de emociones innecesarias y poder vivir de manera saludable a nivel mental y corporal. 

Primero tenemos que identificar que somos personas controladoras, para trabajar, analizar, aceptar y sanar.

Aquí hay algunas recomendaciones que presentan un equipo de psicólogos que trabaja con la inteligencia emocional:

1- Dejar de presionarte, criticarte y  auto-exigirte: De esa manera puedes ser tu mismo/a y cubrir tus necesidades personales y emocionales.

2- Aceptar tus limitaciones: Conocer hasta dónde podemos llegar, y jamás sobrepasarnos. 

3- Trabajar con la culpa si esta emoción aparece cuando decimos que NO: No podemos controlar todo, y por ende debemos delegar diciendo que NO.

4- Dedicarte tiempo a ti mismo/a: Tiempo para descansar, para hacer todo lo que te gusta, o tiempo para pisar terrenos desconocidos para ti.

5- Reconoce tu área de acción: Ayudar y estar atentos por las demás intentando evitarle malos momentos siempre es bello, pero la experiencia humana tiene una imprevisibilidad que te hará imposible la tarea.

Por último, es importante que experimentes la liviandad de soltar el control. La incertidumbre es una realidad y no es necesario huir de ella. La madurez viene de entender que no podremos nunca tener todo bajo control