Una emprendedora santiagueña se quejó y burló de una clienta que fue a verla con su pequeña hija. La polémica no tardó en generarse, en una discusión en donde la empatía por las infancias parece no tener lugar. ¿Por qué molesta tanto que los niños se comporten como niños? ¿Por qué siempre es más fácil criticar a las madres?
Las formas de criar están cambiando. Quizás los ejemplos más conocidos vengan de la mano de famosas como Paula Chavez y Juana Repetto, que se vuelven tendencia y motivo de todo tipo de cuestionamiento cada vez que relatan algún hecho puntual de la manera que eligen para criar a sus hijos. Y aunque sean las más conocidas por ser famosas, afortunadamente no son las únicas. Cada vez más familias se replantean cómo criar a sus hijos, siempre partiendo de la reflexión de que en algún momento de nuestras vidas hemos sido niños, y reconociendo que hay mejores formas de hacerlo a como lo hicieron antes. ¿Cómo es la manera de hacer esto? Entendiendo a los niños como seres humanos sensibles con derechos y voluntad propia, y no como objetos propios inferiores a merced de las órdenes de los adultos.
Sin embargo, es un trabajo que requiere de una reflexión colectiva de toda la comunidad, y lamentablemente aún vemos resistencia por parte de sectores de la sociedad que, por ejemplo, no permiten a las mujeres amamantar a sus bebés, familias en la que se obliga a los menores a saludar y obedecer sin cuestionar a los mayores, o lugares que directamente prohiben el ingreso de mujeres con niños, porque estos “molestan”.
Días atrás en Santiago del Estero se desató una polémica en las redes sociales, luego de que una joven emprendedora criticara a una clienta por haber asistido a su salón de estética junto a su pequeña hija y se burlara de la niña a través de las historias de Instagram.
Lejos de pasar desapercibido, el video migró hacia Twitter, donde la pelea no tardó en polarizar la cuestión con dos bandos bien definidos: los que estaban a favor de la joven, argumentando que hay lugares a donde no se debe ir con niños, y quienes cuestionaban la forma que usó para el reclamo, con diversas alternativas que en teoría debería haber usado para evitar llegar a esa situación. Sólo unas pocas personas en los comentarios trataron de ponerse en el lugar de esa madre que, por el sólo hecho de haber ido a una cita con su niña, se ganó el escrache, la burla y estar ante el juicio de todos. La emprendedora deja en claro el motivo de su enojo en el video: la niña “se portaba mal”, pero, ¿eso qué significa? ¿De qué hablamos cuando decimos que los niños se portan mal? ¿Cómo deberían portarse?
Adultocentrismo
Encontramos algunas de las respuestas a estas preguntas en el adultocentrismo; que es poner a los adultos en el centro: “Sus necesidades, gustos, intereses, opiniones, por encima de la de otras etapas de la vida, especialmente de los niños”, comenta Cecilia Cáceres, facilitadora de biodanza, quien trabaja con familias sobre crianza respetuosa en diversos talleres en nuestra provincia. “Vivimos actualmente en una sociedad tremendamente adultocentrica, los lugares no están pensados para niños, si salimos a comer no es nada fácil encontrar espacios con cambiador para bebés, espacios de juego. Cuánta gente mira mal a la madre o padre de un niño que se mueve, habla, juega, pregunta, se ríe fuerte, llora; se espera muy seguido que estén quietos, callados, sentados; algo muy difícil y hasta nocivo para la infancia”, continúa, refiriéndose a las conductas esperadas para un niño correcto en el mundo adultocentrista. El juego no está permitido.
“Se ven cada vez más lugares donde esta prohibido el ingreso con niños, y esto es muy fuerte; porque la prohibición no viene del lado de lo apto o peligroso para ellos, sino porque se cree que “molestan”. Entonces se ven alquileres de departamentos que dicen no apto niños, y también hoteles, negocios, bares. Esto impacta directamente a sus cuidadores, especialmente a las madres. La sociedad es muy cruel con los niños y las madres, se les da la espalda de una manera despiadada, cuando están haciendo una tarea importantísima. Criar y cuidar la infancia debería ser prioridad para todos”, afirma Cecilia, mamá de dos niños de 4 años y un bebé de 8 meses.
"No me gustan los niños"
Seguramente conocemos a más de una persona en nuestro círculo a quien no le agradan los niños, y son las primeras en quejarse cuando la situación se presenta: el llanto del bebé, el berrinche y hasta la risa fuerte son motivo de enojo e intolerancia. A este fenómeno, que está ligado al adultocentrismo, se lo reconoce como “Niñofobia”, y a su vez está relacionado a la “maternofobia”, que se refiere al rechazo, la exclusión y la discriminación de las infancias y las mujeres en la etapa de la crianza. Un ejemplo común: cuando en los grupos de amigos se deja de invitar a aquellos que tienen niños, porque no encajan en los tipos de reuniones habituales. “Hablar de que odian a los niños, que son insoportables, que si su hijo le hiciera un berrinche le daría un golpe, burlarse de cómo hablan… es violento, agresivo y grave”, sentencia Cecilia.
@mamasincaos Infraestructura, horarios y capacitaciones a adultos para tratar con familias, es de las cosas que necesitamos. Este video es una adaptación del video de Rachel Klinger Cain. Gracias reina! #mamasincaos #maternidad #familia #sociedad #empatia ♬ sonido original - Mamá Sin Caos
“Hablar así además de los seres más indefensos, quienes no pueden defenderse es realmente cruel, están violando sus derechos como niños. El racismo es el odio, rechazo o exclusión de una persona por su raza, color de piel, origen étnico o su lengua, que le impide el goce de sus derechos humanos. Es originado por un sentimiento irracional de superioridad de una persona sobre otra. Y eso piensan y sienten muchos, que sus opiniones y necesidades son más importantes que la de los niños. ¡Que equivocados están!”, exclama, agregando que “No suelo hablar de que necesitemos construir una sociedad niñocentrista, sino más bien biocéntrica, que sitúe el respeto por la vida en el centro, la vida propia, la vida de todos los seres humanos (sin importar edad, color de piel, gustos, nivel de educación, etc), la de otros seres, de la naturaleza. Si no se cuida el principio de la vida, ¿qué mundo estamos construyendo?”, reflexiona.
Niñofobia
Finalmente, Cecilia concluye con un llamado urgente a la reflexión: “A estas personas que viven desde un paradigma adultocéntrico, les recuerdo además que necesitan de los niños de hoy, pues en unos cuantos años, se convertirán en ancianos, y estos niños serán los adultos, aquellos que mantendrán en marcha la economía, productividad industrial, la reproducción, y dependerán en muchos aspectos de estas personas que hoy son niños, esos niños que tanto critican”.
“Las opiniones, sentimientos, pensamientos, actos, palabras y necesidades de los bebés, niños, adolescentes, ancianos, personas con discapacidad son tan valiosos como la de cualquier adulto. Todos los seres humanos somos igual de valiosos. El principio biocentrico no sitúa a nadie por arriba. Se puede elegir no ser madre/padre si no tienes afinidad con los niños o no es tu deseo, por supuesto; pero el odio, la discriminación y falta de respeto hacia la infancia es violar sus derechos, es inaceptable. Así como en otras épocas era natural que se crea que una raza era superior a otra, o que los hombres eran superior a las mujeres, es momento que dejen de creer que los adultos son más valiosos que los niños”, cerró.