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Disforia postcoital: como tratar la tristeza después del sexo

De la psicoterapia a los antidepresivos. La ansiedad es otro síntoma que pueden tener algunas personas.

11/11/2022

La disforia postcoital es un desorden psicológico que produce tristeza, angustia y otras emociones negativas tras tener sexo y, a veces, estos efectos se engloban dentro del llamado síndrome de enfermedad postorgásmica, una patología muy rara que provoca en la persona que la sufre numerosos síntomas físicos.

Esta situación donde el placer se sustituye o se transforma en una serie de efectos anímicos no tan buenos, lleva a quienes los sufren a evitar las relaciones sexuales y el conjunto de estas emociones constituye lo que se conoce como disforia postcoital sexual (DPS).

Sobre este problema, que no se considera un trastorno, se investigó poco. Según una revisión reciente, la DPS es entendida como un desorden psicológico. A pesar de que no se conocen datos acerca de su prevalencia, sí se sabe que puede afectar tanto a hombres como a mujeres.

“Las personas que padecen DPS pueden llegar a sentirse agitadas, ansiosas, melancólicas y molestas después de tener relaciones sexuales e, incluso, pueden llegar a desarrollar un miedo a ser abandonadas”, subraya el citado estudio.

Qué papel cumplen las hormonas en la disforia postcoital
Las hormonas suelen ser las responsables que se esconden detrás de la disforia postcoital. En concreto, la endorfina, la serotonina o la dopamina son parte de ese torbellino de hormonas que se libera con el orgasmo y que se relaciona, en gran medida, con esa sensación de bienestar y de placer sexual. Entonces, al igual que en una montaña rusa donde todo lo que sube, baja, es precisamente en ese momento de “bajón hormonal” cuando la DPS puede aparecer.

No obstante, el estrés o la ansiedad también pueden ser causantes de estas emociones negativas después del sexo. En este sentido, una investigación publicada en la revista Sex & Marital Therapy concluyó, a través de encuestas realizadas a 1.200 hombres, que muchos de los participantes experimentaron más a menudo disforia postcoital en momentos de estrés, ansiedad o depresión.

Síndrome de enfermedad postorgásmica
En ocasiones, la disforia postcoital solo es un conjunto de síntomas que se engloba dentro de una patología mucho más compleja y relativamente rara, conocida como el síndrome de enfermedad postorgásmica (POIS).

“El trastorno postorgásmico plantea básicamente que pueden aparecer síntomas muy variados, tanto emocionales como físicos, justo en el momento después del orgasmo o, incluso, días después”, explicó Francisca Molero, presidenta de la Federación Española de Sociedades de Sexología (FESS).

La experta detalló que la causa de este síndrome “se atribuye a que pueda haber una especie de alergia a uno de los componentes del líquido seminal o del líquido prostático”. A la vez, agregó: “Por eso, es muchísimo más común en los hombres que en las mujeres”.

Cuáles son los síntomas de la enfermedad postorgásmica
Entre los síntomas físicos provocados por esta enfermedad, la especialista señala:

* Sensación de gripe.

* Fatiga extrema o agotamiento.

* Debilidad de la musculatura.

* Cuadros de fiebre o sudoración.

* Congestión nasal.

* Lagrimeo.

* Picor en los ojos.

En concreto, todos estas manifestaciones, que pueden ir seguidas de secuelas mentales como la disminución de la concentración e irritabilidad, se producen inmediatamente o pocas horas después de la eyaculación derivada del coito o de la masturbación y la mayoría de ellos se prolonga entre 2 y 7 días.

Qué efecto produce el síndrome de la enfermedad postorgásmica
Según una reciente revisión sobre el tema, el POIS afecta negativamente la vida de los pacientes “al limitar los encuentros sexuales, amortiguar las perspectivas románticas, crear luchas internas para evitar el erotismo y afectar los horarios de los pacientes”.

Esta enfermedad fue descrita por primera vez en 2002, cuando los investigadores Waldinger y Schweitzer publicaron los casos de dos hombres que presentaban síntomas como dolores musculares, fatiga y calor intenso. Estos se manifestaron después de la eyaculación y persistieron varios días.

Molero comentó que es muy raro que estos episodios sean primarios, es decir, no aparecen en la primera eyaculación, sino más adelante y posiblemente “por una sensibilización tardía”. Acerca del tratamiento, la presidenta de la FESS apuntó que este tiene que ser individualizado y que, además de recurrir a terapia, “a veces a estos pacientes se les trata con antihistamínicos, antidepresivos y ansiolíticos”.