Bille August adapta a Stefan Zweig en "La impaciencia del corazón", una caída a los infiernos personales de un soldado podido por la cobardía.
Por Mariona Borrull
Para Fotogramas
Auguro las dimensiones abisales de la novela de Stefan Zweig, de la que parte la nueva película de Bille August: es un tapiz emocionalmente denso, hilado con el gesto seguro de quien sabe tener una historia poderosa entre manos. Sobre todo, es de admirar el coraje discreto con el que August ha adaptado esta caída a los infiernos personales de un soldado podido por la cobardía.
'La impaciencia del corazón' viene disfrazada tras los rubores de cine de tacitas, deja en nuestras manos la ardua tarea de acompañar a unos personajes que piden tiempo y cuidado… Anton (Esben Smed) zozobra entre las arenas movedizas de la corrección moral; Edith (Clara Rosager, tierna muchacha paralítica) viste en cambio una mirada lúcida pero siempre al borde de la repelencia. Como el padre preocupado de ella, esperamos con impaciencia el espectáculo de pirotecnia romántica que la tradición promete. La alternativa sana, claro, es una conversación incómoda, una que nadie quiere vivir. Por suerte, la Gran Guerra llega para capar la épica dolorosa de la sinceridad.
Para recuperar aquellas confesiones tanto tiempo pendientes.