Gérard Depardieu es un engreído chef francés en "El sabor de las cosas simples", la exótica cinta de Slony Sow que protagoniza junto a japonés Kyôzô Nagatsuka.
Por Jordi Batlle Caminal
Para Fotogramas
‘El sabor de las cosas simples’ es una película exótica y extravagante, de discurrir tan extraño e incierto como la elección del narrador de la historia. Siendo una obra irregular, preserva un real encanto y es una pieza curiosa en el ya muy gastado diálogo entre cine y gastronomía. Aunque hay muchas líneas paralelas y personajes tangenciales, su núcleo es la confrontación entre un chef francés endiosado (caricatura certera de un Bocuse o un Ducasse) y otro genio de los fogones japonés, que opera en un modesto local popular mientras el galo regenta un castillo casi aristocrático.
Y es en este duelo de espadas culinarias, teñido de melancolía, donde entra el cromo que nos faltaba de la colección: la película del ramen y de esa palabra de moda entre los esnobs que es umami, entelequia que viene a añadir a los sabores conocidos (agrio, salado, amargo y dulce) otro que sería, o es, el orgasmo de las papilas gustativas. Suena a chiste, dado su volumen paquidérmico, decir que Depardieu llena la pantalla, pero es cierto: sigue siendo un prodigio de actor.
Para quienes todavía mantengan el apetito para degustar fábulas gastronómicas.