Manolo Solo protagoniza "La desconocida", retorcida cinta de Pablo Maqueda en la que comparte créditos con Laia Manzanares.
Por Pablo Vázquez
Para Fotogramas
Las películas de Pablo Maqueda, desde sus obras en el ámbito de la guerrilla hasta el documental ‘Dear Werner (Walking on Cinema)’, abundan en la cualidad chamánica del arte frente a lo banal de la existencia. Por eso no es extraño que ‘La desconocida’, cuyo guion firma el propio cineasta junto a Haizea G. Viana y Paco Bezerra, a partir de la obra teatral de este último, sea un artefacto tan cerebral como preocupado de zarandear al espectador, que le hace una peineta al didactismo imperante.
Sus autores no pretenden hacer su propio ‘Hard Candy’ (D. Slade, 2005), aunque unos prodigiosos Laia Manzanares y Manolo Solo brillen con la misma fuerza que sus intérpretes. Su propósito es mucho más retorcido, gracias a Hitchcock, oportunamente invocado, pero también a Chan-wook, a Zulawski o a Von Trier. Estamos ante un mecanismo perverso y bien engrasado que, a través del reseteo de sus códigos, termina por difuminar la idea del Mal en un juego de máscaras que no teme a su incómoda oscuridad y cuyas virtudes van siempre más allá del mero hallazgo expresivo.
Para darse el gustazo de ver a alguien saltar al vacío y caer de pie.