El exfutbolista santiagueño murió a los 75 años; llevó su magia desde La Banda hasta a Europa y dejó una huella imborrable en el deporte argentino.
El fútbol está de luto por el fallecimiento de una de las glorias santiagueñas: a los 75 años murió Roberto Artemio Gramajo, el Loco como le decían en Santiago del Estero, el Chango, como lo apodaron en su querido Rosario.
El futbolista dejó una huella imborrable en el fútbol de la Argentina. Debutó a los 15 años en Central Argentino. Una de las tribunas del estadio Dr. Osvaldo Juárez del Albo, lleva su nombre.
A los 19 años, el Loco fue transferido a Rosario Central. Con la camiseta del Canalla jugó desde 1967 hasta 1972 y fue campeón del Torneo Metropolitano de 1971. Quizás su actuación más recordada en el equipo rosarino fue ante Independiente, cuando se destapó con cuatro goles.

Su talento lo llevó a Europa. A mediados de 1972 fue vendido al Panathinaikos de Grecia en donde fue dirigido por una leyenda del fútbol Ferenc Puskas, con quien no tuvo una buena relación y con el tiempo regresó a la Argentina.
En 1974 llegó a Huracán por pedido de César Luis Menotti. Con el globo consiguió el subcampeonato del Metropolitano de 1975. En 1976 pasó a Quilmes, de allí, en 1977, jugó para Deportivo Cuenca de Ecuador y luego pasó a Jorge Newbery de Ucacha y terminó su carrera en Olimpo.
Con la camiseta de la Selección Argentina, jugó un partido, ante Francia, en la cancha de Boca Juniors, encuentro que terminó con victoria del seleccionado galo por 4-3, el 8 de enero de 1971.
El fútbol santiagueño llora la partida de uno de los jugadores más talentosos que dio este suelo.