El neurólogo revela que este trastorno puede tener un origen genético.
La misofonía es una trastorno neurológico provocado por una fuerte reacción (negativa) a ruidos y sonidos específicos, mejor conocido como el "odio al sonido".
“La misofonía es una reacción anormal, negativa a los sonidos”, explica a Crónica el Dr. Conrado Estol, neurólogo (M.N. 65.005). “Esta se manifiesta cuando una persona no tolera, la estresa, la afecta o la altera, un sonido que otras personas no”, profundiza el especialista y brinda algunos ejemplos: “el goteo de una canilla, el que alguien haga ruido comiendo, masticando chicle, el ruido de los que golpean con el lápiz una mesa y lo golpean repetidamente”.
Cualquiera de esos ruidos que tal vez para otros es tolerable, “se hace intolerable para la persona con misofonía”. La reacción de cada paciente es única ya que depende de las condiciones específicas en las que se experimentó ese sonido.
Este padecimiento es más común en mujeres y es cada vez más habitual. No obstante, el especialista aclara que “no se ha definido como un trastorno psiquiátrico, pero algunos sugieren que podría ser una forma de enfermedad o una parte del espectro de la enfermedad obsesivo-compulsiva”. “Otros dicen que entre las personas que tienen un desorden de estrés postraumático, por algún evento en la vida, uno de los síntomas que les puede llegar a quedar es la misofonía”, señala Estol.
Al tratarse de un trastorno en el que los estímulos auditivos son malinterpretados por el sistema nervioso central, el tratamiento puede ser desde lo práctico. Al respecto, el profesional enumera algunas de las alternativas para tratarlo: “Con el uso de auriculares que cancelan sonido, con las máquinas que generan lo que se llama el ruido blanco, un ruido que anula otros sonidos circundantes, con tratamiento psicológico. La terapia cognitivo-conductual, que es una relativamente moderna, es de las que puede ayudar a mejorar estos síntomas”.
El neurólogo revela que este trastorno puede tener un origen genético. “Se ha detectado un gen relacionado con esto, y es más común, o lo tienen, un 15 o 20% de las personas con origen europeo”.