Sorprendente debut del francés Sébastien Vanicek, que aterroriza con un magnífico diseño de sustos y de situaciones y unos extraordinarios efectos especiales.
Por Desirée de Fez
Para Fotogramas
Pocas películas recientes de monstruos tan eficaces como esta ‘Vermin: La plaga’, sorprendente debut del francés Sébastien Vanicek. Sobre una invasión de arañas en un edificio de la localidad francesa de Noisy-le-Grand, el film sigue la escuela de un cine francés reciente (o relativamente) cuyos autores saben cruzar género puro y cine social sin caer en la metáfora superficial o usar el género como algo cosmético: ‘Frontière(s)’ (2007) o las películas de Alexandre Bustillo y Julien Maury (‘À l’intérieur’, ‘Kandisha’).
Vanicek sitúa su película en un entorno suburbial y aborda asuntos como el racismo y la corrupción policial. Eso es importante en su cinta y le da contexto, pero no es lo primordial. Lo primero son las arañas. Y como película de arañas es infalible. ‘Vermin: La plaga’ es angustiosa, es incómoda, contagia la fobia de los personajes. Y las claves de su eficacia son una concepción sólida y una dirección contundente. Mención especial para su tensión sostenida (cuando se adentra en el terror y cuando vira al cine de acción), su magnífico diseño de sustos y situaciones, y unos efectos especiales realistas extraordinarios.
Para fans de las películas de monstruos que se toman a los monstruos muy en serio.