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¿Por qué se festeja el Carnaval?: detalles de una celebración tradicional

Los festejos anteceden a la cuaresma cristiana. Su origen se remonta a los antiguos romanos.

12/02/2024

El mes de febrero trae la fiesta del Carnaval, que significa dos feriados al calendario nacional. Se trata de una celebración que ocupa un lugar especial en muchos países de tradición católica apostólica romana, ya que mezcla elementos de la religión cristiana con la pagana.

Este lunes 12 y martes 13 de Carnaval terminan el miércoles de ceniza, fecha que marca el comienzo de la cuaresma, la temporada de reflexión y prudencia donde los cristianos se preparan para celebrar la Semana Santa y culminar esta fiesta con la Pascua, que celebra la resurrección de Jesús.

Durante este período se recomienda a los cristianos que se abstengan de comer carne el miércoles de ceniza y los viernes de cuaresma, así como profundizar su austeridad como una manera de imitar a Jesús. De hecho, se especula que el nombre Carnaval viene de la expresión latina carnelevarium, que significa literalmente “llevarse la carne”, ya que en la antigüedad esta abstinencia se extendía a los 40 días de la cuaresma.

Por eso, el Carnaval presenta una oportunidad donde el desenfreno y los excesos se personifican en los multitudinarios desfiles y fiestas populares, como una forma de despedirlos antes del comienzo de la cuaresma. Además, en la Argentina estas fechas representan dos feriados nacionales, que permiten a las personas sumarse a las murgas y corsos que se reproducen en todo el país.

Pero el origen de esta fiesta es previo a la religión que venera a Cristo, según explica la enciclopedia Britannica. Al igual que otras fiestas, la liturgia cristiana se adaptó a las costumbres paganas en un sincretismo, es decir, la fusión de dos tradiciones en una misma cultura. En este sentido, la fuente académica cuenta que “los orígenes históricos del Carnaval son oscuros”: “Es posible que tengan raíces en un festival primitivo que honraba el comienzo del año nuevo o el renacimiento de la naturaleza, aunque también es posible que el comienzo de los Carnavales en Italia esté unido a las fiestas Saturnales de la Antigua Roma”.

El origen del Carnaval en la Argentina
El Carnaval, como otras celebraciones nacionales, fue introducido en nuestro territorio por la población de origen español y tuvo un gran impulso inicial de la comunidad afroargentina, según recuerda el Ministerio de Cultura de la Nación. A su vez, la tradición en el país ibérico viene de la mencionada celebración que antecede a la cuaresma cristiana.

Desde los tiempos de las colonias, los festejos del Carnaval, asociados a los bailes de máscaras, tenían su epicentro en la primera sala teatral de Buenos Aires, la Casa de Comedias, llamada popularmente la Ranchería, ubicada en las actuales esquinas de Perú y Alsina. En Gualeguaychú, la otra capital del carnaval en el país, la primera autorización para esta celebración se otorgó a mediados del siglo XIX: en 1840.

Eran comunes entonces los ya tradicionales juegos en la calle, donde los niños y adultos se arrojaban agua mezclada con distintos ingredientes, según el afecto por el otro: lavanda para los amigos y sal para los rivales. Estas fiestas iniciales se cristalizaron en el primer corso oficial de Buenos Aires, realizado en 1869, en el que una gran atracción fueron las comparsas de candombe, integradas en su mayoría por afrodescendientes.

En el siglo XX la influencia de los inmigrantes italianos y españoles resignificó el Carnaval y produjo el pasaje de las comparsas de candombe a las murgas, que comenzaron a bailar y tocar en los corsos. Como recuerda el Ministerio de Cultura, la migración a Buenos Aires de mediados de siglo, proveniente de las provincias argentinas y de los países limítrofes, generó un fuerte impulso a las murgas porteñas. A partir de 1976, durante la dictadura cívico-militar del autodenominado Proceso de Reorganización Nacional, se eliminó al Carnaval del calendario oficial de festejos y se detuvieron sus manifestaciones callejeras, lo cual provocó una invisibilización en el ámbito público.

La vuelta de la democracia permitió que las murgas que quedaban regresaran a las calles, ganando impulso nuevamente en los barrios. En 2010, la restitución oficial de los feriados nacionales del lunes y martes de Carnaval apuntaló definitivamente esta expresión cultural que dará dos días de descanso en febrero.

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