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Opinión y Actualidad

Crítica de "Kinds of Kindness"

Yorgos Lanthimos sumerge al Festival de Cannes en las catacumbas de la naturaleza humana con ‘Kinds of Kindness’, un tríptico protagonizado por Emma Stone, Jesse Plemons, Willem Dafoe y Margaret Qualley que compite en la Sección Oficial del certamen.

20/05/2024

Por Manu Yañez
Para Fotogramas

Después de convertirse en uno de los enfants terribles del cine de autor europeo gracias a títulos como ‘Canino’ o ‘Alps’, el griego Yorgos Lanthimos inició una carrera internacional que culminó el año pasado con el éxito en el Festival de Venecia y en la gala de los Premios Oscar de ‘Pobres criaturas’. Por el camino, más allá de conservar intacto su espíritu subversivo y su interés por la artificiosidad, Lanthimos fue transitando poco a poco hacia un cine más empático, un camino afectivo que le llevó a establecer un lazo notablemente cómplice con el inolvidable personaje de Bella Baxter. Ahora, con ‘Kinds of Kindness’, ese factor humano que dotó a ‘La favorita’ y ‘Pobres criaturas’ de una cierta hondura dramática desaparece casi por completo, dejando su lugar a un festín de crueldad y sarcasmo que sintoniza con la obra primeriza del griego. En lo nuevo del director de ‘Langosta’ no hay lugar para la identificación con los personajes. Las criaturas que pululan por los tres episodios de ‘Kinds of Kindnesss’ –interpretadas siempre por el mismo grupo de actores y actrices– se erigen en emblemas unidimensionales de la angustia y la vileza humanas.

En cierto sentido, ‘Kinds of Kindness’ podría verse como un compendio de las estrategias del cine de Lanthimos. En el episodio inaugural, titulado “La muerte de R.F.M.”, resuena con fuerza la estela de ‘Canino’ en la relación de autoridad y sometimiento que mantienen los personajes de Willem Dafoe y Jesse Plemons, respectivamente: el segundo es incapaz de hacer nada que no venga dictado por el primero. Pero cuando una solicitud salvaje por parte del gurú choca con la reticencia del discípulo, la pobre criatura, abandonada por su maestro, se ve empujada a una existencia de desconcierto y desazón. Con este capítulo, que inicia una pauta narrativa que persigue la violencia más salvaje, Lanthimos propone una reflexión sobre el yugo de la opresión que arrastramos los seres humanos, así como el alto precio y responsabilidad que conlleva la asunción del libre albedrío (de algún modo, el griego entrecruza la Alegoría de la Caverna de Platón con toques del existencialismo de Sartre).

En el segundo episodio, titulado ‘R.F.M. está volando’, se inicia el juego de avatares. Willem Dafoe –el intérprete más entonado– pasa de interpretar a un hombre sin escrúpulos a convertirse en el padre devoto de una mujer ausente, a la que da vida Emma Stone. Plemons, que repite en el rol de corderito degollado, encarna al marido de la desaparecida, que se dedica a sufrir sin mesura hasta que el retorno de la esposa desata una historia con ecos de ‘La invasión de los ladrones de cuerpos’. Hay que señalar que las tres historias de ‘Kinds of Kindness’ contienen elementos seudo-fantásticos o siniestros que no hubiesen desentonado en capítulos de ‘La dimensión desconocida’. Además, en ‘R.F.M. está volando’ se consolida la apuesta de Lanthimos por las provocaciones gratuitas –hay una escena de sexo grupal que no aporta nada a la historia– y a los in crecendos sórdidos, centrados en la capacidad de unos personajes para ejercer su control sobre otros de un modo absolutamente desalmado, como ocurría en la terrible ‘El sacrificio de un ciervo sagrado’.

El tercer episodio, titulado “R.F.M. se come un sándwich” –R.F.M. es el único personaje, absolutamente secundario, que aparece en los tres capítulos–, arranca con unas escenas oníricas que recuerdan al arranque de la propia película, en la que, antes incluso de la primera imagen, ya suena a todo volumen el ‘Sweet Dreams (Are Made of This)’ de Annie Lenox. De hecho, en esta ocasión, la odisea de los personajes de Emma Stone y Jesse Plemons en busca de una mujer capaz de revivir a los muertos aparece bañada por un aura lynchiana. Este capítulo presenta como tema de fondo los cultos y las sectas, y es el que está más cerca de ahondar en la psicología de uno de los personajes, el de Stone, una madre que ha abandonado a su marido y su hija para seguir los designios de una pareja de gurús formada por Dafoe y Hong Chau. Sin embargo, la idea del drama familiar salta por los aires debido a una característica que la madre comparte con la mayoría de los personajes de la película: el carácter obsesivo, la determinación absoluta, el afán sin cuartel por llevar a cabo un cometido que, en realidad, parece carecer de sentido.

A través de las historias de ‘Kinds of Kindness’, marcadas por un tono irónico y por unos personajes arrojados a la desesperación, Lanthimos se asienta con soltura en las coordenadas del cine americano de corte autoral e independiente. La película está filmada en Louisiana, pero muchos de los escenarios soleados y asépticos podrían remitir al extrarradio de Los Angeles que ha servido de escenario principal del cine de, por ejemplo, Paul Thomas Anderson. Las imágenes panorámicas, filmadas con lentes anamórficas que redondean los bordes de la imagen y que generan unos halos azulados alrededor de los focos de luz, también remiten al autor de ‘Magnolia’. Sin embargo, lejos de todo registro emocional, ‘Kinds of Kindness’ queda varada en el desaliento que emana de sus relatos. Lanthimos nunca se había presentado de un modo tan rutinario. Todo apunta a que este tríptico juguetón, caprichoso y salvaje quedará como una curiosa nota al pie en la filmografía del cineasta griego.

Para devotos de la comedia negra más desalmada.