A punto de celebrar medio siglo de vida, este negocio resistió las crisis y las dificultades gracias a la dedicación de esta pareja.
Desde 1974, un antiguo almacén de ramos generales ha sido testigo de una historia de amor que trasciende el tiempo en el corazón del Tramo 20. Con altibajos y desafíos, Ana María Beltrán de Almaraz y Juan Carlos Almaraz, los propietarios, mantuvieron viva la llama de su negocio con un secreto: el amor.
A punto de celebrar medio siglo de vida, este negocio resistió las crisis y las dificultades gracias a la dedicación de esta pareja. "El negocio del Negro Almaraz es un mito", comparte un vecino del área, "porque hace años que estamos y siempre encontramos lo que buscamos".
Juan Carlos Almaraz, con nostalgia en sus ojos, recuerda los inicios en 1974: "Han pasado años, toda una vida de buenos y malos momentos", expresa, "pero estamos satisfechos y contentos. Esperamos la fecha para festejar y reunir a todos los vecinos en agradecimiento por tantos años compartidos".
Ana María, con orgullo, describe su papel en el negocio: "Él es la cabeza, compra y pone los precios. Yo vendo, cuido y evito el malgasto. Enseñé a mis hijos el valor del esfuerzo, gracias a este negocio pudimos educarlos".
La pareja se casó en 1976, dos años después de iniciar el negocio. Desde entonces, compartieron cada momento, enfrentando juntos tanto los desafíos como las alegrías. "Siempre hemos sido buenos, humildes, trabajadores", añade Juan Carlos.
"El secreto está en no derrochar, cuidar y atender bien a la gente", revela Ana María. La familia enfrentó un asalto que nunca olvidarán, pero gracias al apoyo de sus hijos y vecinos, superaron esos malos momentos.
Con gratitud hacia sus hijos, vecinos y el apoyo de Dios, Ana María mira hacia el futuro con emoción: "Algún día, cuando ya no estemos, espero que nuestros hijos continúen en el negocio", concluye emocionada.