Al igual que ocurrió en las elecciones de Argentina, en Estados Unidos se da una polarización entre mujeres y varones. Se pasó de la lucha de clases a la batalla cultural.
Por Mariana Iglesias, en diario Clarín
La campaña electoral de Estados Unidos confirma una tendencia que se vio en otros países, incluida la Argentina. La polarización ya no se da tanto entre partidos tradicionales sino que pasa más por el género y lo generacional.
Se acentúa el mayor progresismo de las mujeres ante el creciente conservadurismo de los varones, incluso entre los más jóvenes. O, mejor dicho, específicamente entre los más jóvenes, que no disfrutan a pleno de los viejos privilegios masculinos porque sus compañeras generacionales son las chicas del MeToo, la marea verde y el NiUnaMenos.
En Argentina, el libertario consiguió el 70% de apoyo entre los menores de 24 años. Pero no fue parejo en términos de género: los varones fueron la enorme mayoría de la generación Z que votó a Javier Milei. Hoy, a ocho meses de su asunción, seis de cada diez personas que apoyan al presidente son varones.
Un trabajo de Gallup dice que, en Estados Unidos, después de décadas en las que los sexos se dividían por igual en visiones del mundo liberales y conservadoras, ahora las mujeres de 18 a 30 años son un 30 por ciento más liberales que sus pares masculinos. Y que pasa lo mismo en Alemania, España, Gran Bretaña, Polonia, Túnez, Corea del Sur, China, Brasil y Argentina.
Las encuestas entre la demócrata Kamala Harris y el republicano Donald Trump se centran en el género. Aseguran que el 56% de las mujeres votaría a la vicepresidenta y el 44% al exjefe de Estado, mientras que entre los hombres sería al revés.
No se trata sólo del derecho al aborto, que el republicano logró vetar con sus jueces ultraconservadores en la Corte Suprema, sino también del resto de las conquistas femeninas, como el ingreso a la política, el mayor acceso a puestos de decisión y la autonomía económica.
Pero nada es tan lineal, y como hay varones que luchan por la igualdad de género, hay conservadores que recurren a mujeres para resistir el avance feminista. Al igual que en los 70, cuando grupos de mujeres de la alta sociedad intentaron impedir la Enmienda de Igualdad de Derechos, ahora hay influencers "tradwives" (esposas tradicionales) en las redes sociales: novias y esposas que reivindican aquello de las mujeres en el hogar cocinando y criando hijos y ellos en el espacio público haciendo dinero.
Hay que destacar la astucia de los libertarios y las nuevas derechas: lograron desarmar la lucha de clases imponiendo la batalla cultural. Ya no se discute el ascenso social sino las elecciones de vida. Es mucho más barato.