Así lo expresó durante un diálogo con Radio Panorama el teólogo y analista político Diego Ramos, a propósito de la fuerte campaña impulsada desde el oficialismo de cara a las elecciones legislativas.
Durante una entrevista con Radio Panorama, el licenciado Diego Ramos analizó el actual clima político y social del país, advirtiendo sobre los riesgos del uso extendido de discursos violentos, la pérdida de pluralismo y la necesidad de una renovación en el pensamiento progresista.
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“Ha habido un crecimiento exponencial del uso de un relato violento. A veces está naturalizado que referentes de cualquier campo utilicen un relato violento, instalado de tal manera que es permeable para las nuevas generaciones, y hace que sea legítimo escrachar, anular, estigmatizar. Y al entrar en este terreno estamos a la puerta de una violencia física”, expresó Ramos.
Desde su mirada, parte del problema radica en el enfoque que se tiene sobre el conflicto: “El parámetro o el punto de partida es el conflicto por el conflicto mismo. Como sociedad tenemos que entender que la democracia es conflicto, pero bajo ciertas circunstancias: lo es en la medida que los diferentes sectores que pugnan por sus ideas entran en un espacio de debate racional. El conflicto por el conflicto entra en la descalificación del otro, a correrlo del escenario”.
Ramos sostuvo que, en las últimas décadas, en la Argentina se ha comenzado a ensayar una lógica post-política, que implica “el no al conflicto” pero que, en lugar de promover el diálogo, termina por silenciar: “En una sociedad democrática, si anulas las pluralidades, anulas voces, posicionamientos. Y para hacerlo hay que censurarlas, atacarlas. La post-política intenta encolumnar a las sociedades en un pensamiento único, y cuando aparece algo divergente se arremete contra ese sector de una manera muy violenta. Las construcciones de la hegemonía que los partidos están buscando se da también a nivel interno, en las familias, cuando no hay capacidad para aceptar miradas diferentes”.
También apuntó al estado del campo progresista, al que consideró en una etapa de estancamiento y falta de reflexión. “El campo progresista siempre tuvo la autocrítica como característica. Lamentablemente, en el último tiempo entró en la falta de autocrítica y mucha autocensura que pone un escenario de pensamiento único donde ciertos temas no se debaten y ciertas realidades se censuran. Esto lleva a que otros personajes construyan otros escenarios políticos y cuando se desea contestar es demasiado tarde”.
En cuanto al fenómeno Javier Milei, Ramos consideró que “es populista, lo cual le da urticaria a muchos sectores. Históricamente el populismo se ataba al campo popular. Es populista por el siguiente elemento básico: Milei tuvo la capacidad de transmitir preocupaciones latentes que había en la sociedad. Esa estrategia de decir ‘yo odio a la política’ en un momento en el que la gente entraba en un descontento y hartazgo de la política”.

Por último, planteó un desafío para los sectores progresistas: “Si analizamos cuál puede ser el sentido de la política actual caeremos en cuenta que el progresismo popular tiene cartografías viejas. Hay maneras obsoletas, relatos y discursos que ya no cuajan en la sociedad. El desafío es cómo volver y hacer una cartografía nueva que pueda contener a la sociedad”.
Finalmente, Ramos se pronunció acerca del cónclave que elegirá a un nuevo Papa para reemplazar a Francisco, recientemente fallecido y destacó la figura del Santo Padre argentino.
"Francisco tuvo la capacidad de trascender la iglesia, fue un revolucionario por afuera de las estructuras. Hay muchas cosas pendientes hacia adentro. Lo que generó a nivel mundial es indiscutible. Muchas personas, muchos sectores, ateos y gente que no tiene acercamiento a la iglesia siempre apeló a las palabras Francisco", consideró.
Agregó finalmente: "Puede haber un movimiento laicista para recuperar ese mensaje de construir humanidades que permitan a las sociedades ser más justas y equitativas. (...) Hay un escenario donde muchos sectores a nivel mundial han sentido el llamado de Francisco para construir una nueva humanidad. Ninguna iglesia de cualquier denominación puede desconocer el liderazgo de Francisco".