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Locales

El Eternauta en "Bajo Grande”: una historieta que cobró vida en un aula rural

Un proyecto educativo que llevó la historieta icónica de Oesterheld y Solano López a una escenificación colectiva en pleno contexto rural santiagueño.

05/05/2025

En la Escuela Sixto Palavecino N° 974, ubicada en la localidad de Bajo Grande, Departamento Banda, el universo de El Eternauta encontró un nuevo escenario para desplegarse: las aulas, patios y corazones de sus estudiantes. 

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Bajo la guía de la profesora de Lengua y Literatura, Gimena Ibañez, y con el acompañamiento del vicerrector Prof. Mario Álvarez, el Coordinador Pedagógico Prof. Daniel Farías y la docente tutora Mirna Grimaldi, nació un proyecto pedagógico que trascendió las páginas de la historieta para convertirse en una experiencia de lectura, creación y comunidad.

El proyecto, que comenzó en 2023 y se extendió hasta 2024, involucró a estudiantes de primero y segundo año del Agrupamiento 86104 de Colonia Gamara, quienes no solo leyeron El Eternauta de Héctor Germán Oesterheld y Francisco Solano López, sino que lo reinterpretaron activamente. 

Se propuso la comprensión profunda del lenguaje visual del cómic, y con un enfoque integral, se promovió el trabajo en equipo, la creatividad, la oralidad y la apropiación de una de las obras fundamentales de la literatura argentina.

Durante el primer año, los alumnos se centraron en la lectura y renarración oral grupal, analizando la caracterización de personajes y el contexto histórico. 

En el segundo año, el desafío fue mayor: escenificar las viñetas de la historieta, adaptándolas al entorno rural y utilizando materiales caseros y reciclados. Familias y vecinos colaboraron aportando trajes, máscaras, mamelucos y herramientas. Con cartón y pintura construyeron escopetas y cascarudos, con telgopor recrearon la nieve y hasta usaron ventiladores de techo para simular el viento.

Las fotografías finales, impresas en blanco y negro y retocadas con microfibras para lograr el estilo visual de la historieta, fueron el broche de oro. 

A través del gesto, la postura y la mirada, los alumnos lograron transmitir el dramatismo de cada escena, aprendiendo no solo sobre literatura, sino también sobre expresión artística, identidad y memoria histórica.

“El Eternauta pasó por el interior de nuestra provincia”, afirman con orgullo desde la escuela. Y no fue solo un paso: fue una inmersión en la obra, una apropiación colectiva que dejó huella en alumnos y docentes por igual. 

Un verdadero ejemplo de cómo la literatura puede cruzar fronteras, tiempos y geografías para sembrar preguntas, compromiso y arte.