La imaginación y los juegos de la infancia. La concepción del artista. El cine de Steven Spielberg y su conexión con los niños. El cine y su capacidad lúdica.
Por Pablo Argañarás, Lic. en Cine y Televisión
Recuerdo una salida al cine con mi padre y mi hermano cuando éramos niños. Nos llevó a ver "E.T. El Extraterrestre" al cine Petit Palais. Esta sala estaba al lado de la iglesia Catedral, en frente de la plaza Libertad. Recuerdo tenía dos pisos, nosotros estábamos en la planta de abajo. Yo tenía unos siete años y mi hermano un par menos. La película era alucinante. En la escena en dónde el extraterrestre hace volar las bicicletas el cine estalló en aplausos. Suena loco pero recuerdo que a ciertas escenas de las películas antes se las festejaba.
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Al salir esa noche de ver “E.T.” la ansiedad nos comía vivos a mi hermano y a mí. No veíamos la hora de llegar a casa y jugar con las bicicletas e imaginar que volábamos en ellas. Aunque les resulte muy extraño, cuando niños, jugábamos más que con juguetes con nuestra imaginación. Sin videogames, celulares, tablets, plataformas y demás cosas que existen actualmente. De niño la pura imaginación lo era todo. Un palo se convertía en espada, una autito en un veloz fórmula uno de carreras, y así todo. No sé si era mejor que ahora la vida de niños, lo que sí, era más austera y más inocente. Quizás es cosa de viejos esto de recordar tiempos pasados y melancolizarlos. Capaz de aquí a treinta años los niños de hoy percibirán lo mismo de su infancia en esta época actual... Vaya uno a saber...
De adolescente estudié la carrera de cine y lo estudié a un tal Steven Spielberg. Y siempre salía en defensa de este director y artista. Mis profesores y compañeros lo "mataban" con la excusa era que hacía cine comercial. Y mi defensa radicaba en la capacidad lúdica de un tipo que hace una película en Estados Unidos y tiene una conexión con niños de todo el mundo. Yo vivía en Argentina, Santiago del Estero, Barrio Autonomía y conmigo tuvo una conexión tremenda, y con todos los niños y no tan niños de nuestra generación. Si alguien que logra eso con una película no es un artista, no entiendo la concepción de arte que se maneja. Reconozco que era placentero llevarles la contra a todos los profesores y "marcarles la falta" haciéndoles caer en cuenta que ellos no habían filmado nada así de exitoso y era todo pura envidia.
Así me convertí en un defensor acérrimo de Spielberg y su cine. El genio hizo "E.T.", "Tiburón", "Encuentros cercanos de tercer tipo", "La lista de Schindler", y decenas más de éxitos, uno tras otro. Creo que no hay un director vivo con una filmografía de éxitos como Steven.
Aquella noche, luego del cine, llegamos a nuestra casa del barrio. Tomamos las bicicletas y nos dirigimos a la ruta con mi hermano. Era noche de luna llena. Los perros ladraban y aullaban. Y nosotros comenzamos a pedalear cada vez más fuerte y soñábamos con volar pasando por arriba del tanque de agua del Autonomía, un tanque cilíndrico que era el edificio más alto de todo el barrio. Saludábamos a la gente abajo. Y regresábamos a cenar. Antes de dormirnos, lo observé a mi hermano Huguito que soñaba ya con una mueca que parecía una risa, y no era para menos, esa noche fuimos felices gracias a un tal Steven Spielberg y sus bicicletas voladoras.