La actriz confesó que rompió en llanto al ver Framing Britney Spears, y que la experiencia la llevó a enfrentar heridas propias provocadas por el escrutinio y la presión mediática que vivió durante su juventud.
Jennifer Love Hewitt se emocionó hasta las lágrimas viendo el documental Framing Britney Spears, producido por el New York Times en 2021. Al principio, lloraba por Britney. Pero pronto entendió que también estaba llorando por sí misma.
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La actriz recordó haber sido víctima del mismo sistema que impulsó a Spears al estrellato mientras la deshumanizaba en público. “Cuando empecé a verlo, pensé: ‘Oh, me hablaban así a mí también’. Comencé llorando por ella, y luego me di cuenta de que estaba llorando por mí”, reveló en una entrevista reciente con Vulture.
Al igual que Britney, Hewitt fue expuesta a una vigilancia constante sobre su cuerpo desde muy joven. La protagonista de Sé lo que hicieron el verano pasado admitió que los comentarios sobre su físico afectaron profundamente su vida personal y profesional. Britney, por su parte, fue sexualizada desde la adolescencia, y con los años, su cuerpo se convirtió en objeto de crítica constante por parte de la prensa y la opinión pública.
Britney Spears
En una publicación en redes sociales, Spears contó cómo su padre, Jamie Spears, destruyó su autoestima. Escribió que solo se había sentido realmente hermosa unas pocas veces en su vida, y una de ellas fue a los 13 años. “Mi papá siempre me hizo sentir que tenía que intentar… ¡intentar mucho! Arruinó la semilla profunda que me hacía sentir bella. Me hizo sentir fea, por lo tanto, lo era”, escribió Britney. También relató que fue avergonzada por su peso y obligada a medicarse, lo que derivó en un aumento de peso que la familia le atribuyó como culpa propia.
Jennifer Love Hewitt también habló sobre el miedo que sintió antes de volver a interpretar a Julie James en la nueva versión de Sé lo que hicieron el verano pasado. Aunque el regreso era celebrado por los fans, ella temía que su cuerpo fuera nuevamente objeto de juicio. “Lo único que me daba ansiedad era lo que la gente iba a decir sobre cuánto más vieja me vería en comparación con cuando tenía 18”, confesó. Sus amigos tuvieron que convencerla de seguir adelante con el proyecto.
Hoy, con 46 años y madre de tres hijos, Hewitt enfrenta el paso del tiempo en una industria que sigue castigando a las mujeres por envejecer. La historia de Britney y la suya son distintos caminos marcados por la misma estructura dañina: una cultura del espectáculo que exige perfección y juventud eternas, mientras ignora la salud emocional de quienes están bajo los reflectores.
Jennifer Love Hewitt