Aunque parezca un gesto de buena educación, en el ritual del mate tiene otro significado. De dónde viene esta costumbre y qué expresa realmente.
En la Argentina, el mate es una infusión popular, pero también es un ritual social con reglas tácitas que se transmiten de generación en generación. Entre esas reglas hay una que desconcierta a turistas y primerizos: no se dice “gracias” mientras te siguen cebando.
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De acuerdo a Matemundo, un portal especializado en cultura matera, la palabra “gracias” es una señal de cierre: cuando quien recibe el mate dice esa palabra, le comunica al cebador que ya no quiere seguir tomando. Es una forma sutil y cortés de retirarse de la ronda sin interrumpir la conversación ni incomodar al resto.
El mate se hereda como un código de hospitalidad y confianza. Desde la mesa familiar hasta las plazas o las oficinas, la ronda de mate implica respeto mutuo: quien ceba tiene el control del ritmo y el orden.
Decir “gracias” antes de tiempo puede cortar de golpe esa dinámica. Por eso, entre materos se entiende que la palabra se reserva para el final: cuando alguien dice “gracias”, devuelve el mate y avisa que ya está satisfecho. Es una norma no escrita que refuerza el sentido comunitario de la ceremonia.