Un fenómeno común en nuestra vida diaria tiene una explicación científica: al movernos de un ambiente a otro, el cerebro "olvida" lo que teníamos en mente.
Es algo que todos hemos experimentado en algún momento: salir de una habitación para ir a otra y, al llegar, no recordar qué teníamos en mente. Este fenómeno tiene un nombre: "efecto umbral", y aunque pueda parecer desconcertante, es completamente normal y forma parte de la forma en que nuestro cerebro organiza la información.
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En 2011, la psicología cognitiva introdujo el concepto de "doorway effect" o "efecto umbral" a partir de estudios que demostraron cómo la simple acción de atravesar una puerta puede llevar al cerebro a "olvidar" lo que estaba en mente. La investigación, publicada en The Conversation, mostró que al cambiar de ambiente, como pasar de un cuarto a otro, nuestra capacidad de recordar detalles o tareas disminuye de manera notable.
Este fenómeno ocurre porque el cerebro interpreta el paso de una habitación a otra como la finalización de una tarea, lo que hace que los recuerdos relacionados con esa tarea se disipen temporalmente. Es como si el cerebro "reseteara" su actividad para empezar algo nuevo.
El "efecto umbral" involucra tanto la memoria semántica (la que usamos para recordar conceptos) como la memoria episódica (que asocia recuerdos con lugares y situaciones). Al cambiar de contexto, esas referencias y claves se pierden, lo que hace más difícil acceder a la información. Sin embargo, es interesante notar que, en muchas ocasiones, el recuerdo regresa cuando regresamos al ambiente original.
Además, la multitarea juega un papel importante en este fenómeno. Cuando intentamos hacer varias cosas a la vez, nuestra atención se reparte, lo que puede generar olvidos similares. Es importante recordar que la capacidad de atención del cerebro es limitada, y estos lapsus no son indicativos de problemas graves de memoria.
Un experimento realizado en la década de 1970 por el psicólogo británico Alan Baddeley ayudó a comprender mejor este fenómeno. Baddeley pidió a un grupo de buzos que memorizaran palabras bajo el agua y luego en tierra firme. Los resultados fueron sorprendentes: aquellos que aprendían en el mismo entorno en el que recordaban (agua-agua o tierra-tierra) recordaban mucho mejor que aquellos que cambiaban de contexto. Esto demostró que el contexto, e incluso el estado de ánimo, son factores clave en nuestra capacidad de recordar.
Lejos de ser una señal de deterioro cognitivo, el "efecto umbral" puede ser una herramienta útil para el aprendizaje. Al cambiar de entorno, el cerebro tiene la oportunidad de actualizar la información y reducir las interferencias con tareas anteriores. Este proceso permite que el cerebro organice mejor los recuerdos y priorice lo que realmente importa.