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La importancia del ejercicio físico en la adolescencia: beneficios, riesgos y recomendaciones clave

La actividad física en adolescentes tiene múltiples beneficios para la salud, pero requiere de supervisión profesional, progresión gradual y cuidados específicos para evitar riesgos.

27/09/2025

El ejercicio físico tiene innumerables beneficios en todas las etapas de la vida, y la adolescencia no es la excepción. La práctica regular de actividad física mejora la fuerza, coordinación, salud ósea, cardiovascular y metabólica, y es crucial para gestionar el peso. Además, contribuye a la salud mental, impulsando la autoestima, reduciendo la ansiedad y mejorando el rendimiento académico.

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Los expertos consultados destacan que la actividad física durante la infancia y adolescencia tiene efectos positivos tanto en el desarrollo físico como psicológico y social, siempre y cuando se realice en un entorno seguro y adecuado para la etapa vital. Sin embargo, los profesionales también alertan sobre los riesgos que implica la práctica inadecuada de ejercicio, especialmente cuando no se siguen ciertas pautas fundamentales.

Recomendaciones clave para adolescentes que comienzan a entrenar

Para comenzar con una rutina de ejercicio, los especialistas subrayan la importancia de evaluación médica previa, supervisión profesional, y una progresión gradual en la actividad. Entre las principales recomendaciones se encuentran:

  1. Evaluación médica: Realizar un control pediátrico general y una valoración cardiológica, especialmente si existen antecedentes familiares de enfermedades cardiovasculares o accidentes cerebrovasculares. Esto ayuda a evitar complicaciones durante el ejercicio intenso.
  2. Supervisión profesional: Es esencial que los adolescentes entrenen con profesionales calificados, ya que la falta de supervisión aumenta el riesgo de lesiones y daños derivados de una técnica incorrecta.
  3. Madurez física y mental: No hay una edad exacta para comenzar, pero es fundamental que el joven demuestre madurez física y mental para seguir instrucciones y ejecutar los movimientos correctamente.
  4. Progresión gradual y técnica adecuada: A partir de los 8 o 9 años, los niños pueden empezar con ejercicios de bajo impacto, como el uso de su propio peso corporal, bandas elásticas y balones livianos, siempre bajo la supervisión de un profesional. Es esencial conocer los procesos fisiológicos de los adolescentes para aplicar cargas de manera segura.
  5. Descanso y recuperación: Respetar los tiempos de descanso, evitando entrenar dos días seguidos el mismo grupo muscular, es clave para evitar el agotamiento y las lesiones. Los especialistas recomiendan al menos 48 horas de descanso entre sesiones.
  6. Nutrición e hidratación: Mantener una alimentación equilibrada y una buena hidratación es fundamental para optimizar el rendimiento físico. Además, se deben evitar los suplementos sin prescripción médica, ya que están contraindicados en menores de 16 años.
  7. Evitar entrenamiento en condiciones adversas: No es recomendable practicar ejercicio durante cuadros virales, fiebre o en días de calor extremo, ya que esto puede poner en riesgo la salud del adolescente.
  8. Motivación y acompañamiento familiar: La familia juega un papel clave en el fomento de hábitos saludables. Practicar actividad física en conjunto, como caminar o andar en bicicleta, no solo refuerza el vínculo familiar, sino que también ayuda a crear una cultura de ejercicio.

Los expertos coinciden en que la especialización temprana en un solo deporte puede resultar perjudicial, ya que puede generar desgaste físico y mental, e incluso abandono de la actividad física en etapas posteriores. En cambio, se recomienda practicar una variedad de deportes que favorezcan el desarrollo global del joven, ayudando a la coordinación motriz y evitando el agotamiento temprano.

Riesgos del entrenamiento en la adolescencia y cómo evitarlos

Aunque los beneficios del ejercicio son claros, es crucial tener en cuenta algunos riesgos potenciales. Un entrenamiento inapropiado o mal supervisado puede provocar lesiones en los cartílagos de crecimiento, que son vulnerables a cargas excesivas. Por esta razón, es fundamental que los entrenadores y médicos evalúen cuidadosamente las capacidades físicas del adolescente antes de diseñar un programa de entrenamiento.

Asimismo, el uso de suplementos sin la debida prescripción médica está contraindicado en menores de 16 años, ya que puede tener efectos negativos en su desarrollo.

Los expertos también recalcan que el ejercicio debe ser una fuente de bienestar, no de presión estética. En este sentido, es importante que los adolescentes no se vean influenciados por estereotipos de belleza o rendimiento físico promovidos en redes sociales o medios de comunicación.