El religioso celebró en la Capilla San Luis Gonzaga la misa por el Día de la Inmaculada Concepción de María. Alertó sobre los riesgos de la sociedad actual y pidió dejar atrás el egoísmo, la envidia y todo aquello que afecta el desarrollo de la comunidad entera.
La comunidad de la capilla de San Luis Gonzaga, en el barrio Primera Junta, celebró este lunes por la mañana el Día de la Inmaculada Concepción de María.
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Las actividades comenzaron minutos después de las ocho de la mañana con una procesión que se realizó por diferentes calles del barrio. La imagen de la Virgen María llegó al templo de Viamonte y Alberti a las 9 y el sacerdote Cristian Viscardi, de la Congregación de los Hermanos Misericordistas de Santiago del Estero, celebró la Santa Misa.
En su homilía Viscardi instó a los presentes a mirar siempre a María para estar al “servicio de los demás”, en un mundo cada vez más complejo e individualista. “Que esta fiesta de la Inmaculada Concepción de María nos ayude a luchar contra el egoísmo y la envidia y nos permita crecer como personas”, enfatizó el religioso.

Viscardi fue claro y pidió a los feligreses dejar atrás prácticas que afectan al desarrollo de la comunidad. “Debemos invocar a Dios para que desaparezca nuestro pecado”, enfatizó.

María, ejemplo de devoción y pureza
El Día de la Inmaculada Concepción de María es una de las festividades más importantes dentro de la religión católica. Se conmemora la proclamación del dogma por parte del Papa Pío IX en 1854, que establece que la Virgen María fue concebida sin pecado original. Esta doctrina es fundamental para la tradición cristiana, ya que resalta la pureza y la santidad de María desde el momento de su concepción.

La festividad tiene una especial relación con el Adviento, el período que precede a la Navidad, en el que los católicos se preparan espiritualmente para celebrar el nacimiento de Jesucristo. Al ser una festividad mariana, el 8 de diciembre también es una oportunidad para reflexionar sobre la figura de la Virgen María como modelo de fe, obediencia y virtud. En este contexto, se venera a María como la madre elegida por Dios para dar a luz al Salvador del mundo, y su vida es un ejemplo de devoción y pureza.