Esta excolonia británica ha sido un ejemplo de independencia y pragmatismo en lo internacional, y resultó en un impactante desarrollo económico a partir de los años 80.
Por Patricio Carmody, en diario La Nación
Hoy, esta activa democracia busca tener más presencia regional e internacional. Esto es relevante para la Argentina, ya que fue el noveno destino de exportaciones de bienes en 2024, y el sexto en cuanto a superávit comercial.
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Malasia ha actuado con pragmatismo en política exterior, interactuando con diversos países sin cuestionar sus ideologías o sistemas políticos. Así, ha implementado un proactivo regionalismo con la Asean, que su primer ministro Anwar Ibrahim lidera en 2025. A su vez, ha guardado una prudente equidistancia entre Estados Unidos y China, y mantenido un enfoque pragmático con las naciones musulmanas, las no alineadas y las que están en desarrollo. Con ambiciones que van más allá de lo regional, Kuala Lumpur ingresó en el Brics como socio, un primer paso hacia la membresía, para acercarse a la India y Brasil, más que pertenecer a un bloque determinado. Malasia es también un importante miembro de la Organización de Cooperación Islámica.
En el complejo contexto global, Malasia reafirma su macroneutralidad y resiste la constante presión para alinearse con EE.UU. o China. Así, Ibrahim afirmó que Malasia rechaza el enfrentamiento entre bloques y se opone a tener que elegir entre ellos. EE.UU. se posiciona como una presencia benigna en la región, ofreciendo seguridad militar y asegurando el libre tráfico marítimo. Malasia aprecia esto, ya que no quiere tener a China como el hegemón en el Asia Pacífico. Pero las acciones tarifarias recientes de EE.UU. ponen en duda su confiabilidad, aunque sea el principal inversor en Malasia y su tercer socio comercial. Por su parte, China presenta su ascenso como benigno, generando desarrollo para la región y Malasia, del cual es el principal socio comercial y el cuarto inversor.
Malasia tuvo un destacado proceso de modernización e industrialización a partir de la iniciativa de Mahatir Mohamad, primer ministro de 1981 a 2003. Implementó políticas para atraer la inversión extranjera, fomentar una rápida integración a las cadenas globales de producción y construir una impactante infraestructura. Estas políticas de desarrollo se enfocaron en generar exportaciones, en el uso intensivo de mano de obra, en la inversión en capital humano y en un buen manejo económico.
Sobe la base de las políticas de Mahatir, se pasó de una economía basada en exportaciones de commodities como el estaño y el caucho –y luego petróleo, aceite de palma y madera– a ser un centro de manufacturas, enfocado en electrónica. Así, hoy los microchips y semiconductores representan un 80% de las exportaciones de Malasia. Las exportaciones representan un 78% del PBI, y están balanceadas geográficamente. Así, el crecimiento del PBI en los últimos 10 años ha sido de entre +4 a +5%, logrando los 421.000 millones de dólares. Esta política exportadora ha sufrido un traspié con la imposición de una tarifa por parte de EE.UU. del 19%.
Por otro lado, Malasia se maneja con un alto nivel de reservas de 120.000 millones de dólares (25% del PBI), un aprendizaje de la crisis financiera asiática de 1997. Mahatir se destacó durante esta crisis, ya que luego de una dramática caída del valor del Ringgit, controló la salida de capitales, ató el valor del Ringgit al dólar y no recurrió a la ayuda del FMI, logrando poco después la recuperación de la economía malaya. Otro ejemplo de independencia y pragmatismo.