Investigadores de la Universidad Hebrea de Jerusalén descubrieron que comunidades agrícolas en Mesopotamia ya pensaban matemáticamente hace 8,000 años, utilizando patrones en cerámica Halafiana.
Un estudio publicado en el Journal of World Prehistory reveló que hace más de 8,000 años, comunidades agrícolas en el norte de Mesopotamia ya estaban desarrollando un pensamiento matemático, mucho antes de que se escribieran los números. Investigadores de la Universidad Hebrea de Jerusalén, liderados por el profesor Yosef Garfinkel y Sarah Krulwich, analizaron cerámica de la cultura Halafiana, que data de entre 6200 y 5500 a.C., y encontraron diseños florales y de plantas organizados con una simetría y patrones numéricos sorprendentes.
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Imágenes botánicas en el arte prehistórico
El estudio identificó que estas imágenes de plantas no solo tenían un propósito decorativo, sino que también reflejaban un pensamiento matemático avanzado. Los investigadores examinaron artefactos de 29 sitios arqueológicos, registrando cientos de motivos vegetales. Algunos eran realistas, mientras que otros eran más abstractos, pero todos mostraban un diseño intencional.
"Estos recipientes representan el primer momento en la historia en que las personas eligieron retratar el mundo botánico como un tema digno de atención artística", afirmaron los autores. Este cambio cognitivo estuvo vinculado a la vida en aldeas y a una creciente conciencia de la simetría y la estética.
Patrones numéricos ocultos en los diseños florales
Uno de los hallazgos más destacados fue la disposición de las flores en la cerámica. Muchos cuencos exhibían patrones florales con números de pétalos que seguían secuencias numéricas claras, como 4, 8, 16, 32 e incluso agrupaciones de 64 flores. Los investigadores sostuvieron que estos patrones eran planificados y no accidentales, lo que indicaba un entendimiento avanzado de cómo dividir el espacio de manera uniforme.
Según Garfinkel, "la capacidad de dividir el espacio de manera uniforme, reflejada en estos motivos florales, probablemente tenía raíces prácticas en la vida diaria, como compartir cosechas o asignar campos comunales".
Este estudio contribuye al campo de la etnomatemática, que explora cómo las ideas matemáticas se expresan a través de prácticas culturales y tradiciones artísticas.
Una amplia gama de motivos vegetales
Los diseños de la cerámica reflejan una variedad de formas de plantas, incluyendo:
Flores con pétalos cuidadosamente equilibrados
Plántulas y arbustos representados con características botánicas claras
Ramas dispuestas en patrones rítmicos repetitivos
Grandes árboles a veces mostrados junto a animales o elementos arquitectónicos
Curiosamente, ninguna de las imágenes retrata plantas comestibles, lo que sugiere que los diseños no estaban destinados a documentar prácticas agrícolas o rituales. En cambio, los autores sugieren que el énfasis en las flores podría estar relacionado con su asociación a respuestas emocionales positivas, convirtiéndolas en temas especialmente atractivos para la decoración.
Repensando los orígenes de las matemáticas
Aunque los registros matemáticos escritos aparecieron mucho más tarde en Sumer, la cerámica Halafiana apunta a una forma más temprana e intuitiva de razonamiento matemático. Este razonamiento se basaba en la simetría, la repetición y la organización visual, en lugar de símbolos escritos.
Krulwich concluyó: "Estos patrones muestran que el pensamiento matemático comenzó mucho antes de la escritura. Las personas visualizaban divisiones, secuencias y equilibrio a través de su arte". Al documentar sistemáticamente estos diseños basados en plantas y descubrir su estructura matemática, el estudio proporciona una nueva perspectiva sobre cómo las sociedades tempranas percibían la naturaleza y organizaban los espacios compartidos, demostrando habilidades cognitivas complejas mucho antes de que surgieran las matemáticas formales.