Radu Jude se confirma como un preciso cirujano social con este relato filmado en apenas 10 días y con un teléfono móvil como cámara, Oso de Plata al Mejor Guion en la Berlinale.
Por Roger Salvans
Para Fotogramas
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Con su penúltimo trabajo –el último, un personalísimo acercamiento al mito de Drácula que se vio en Sitges hace unas semanas–, Radu Jude se confirma por un lado como un atleta de alto rendimiento cinematográfico y, por el otro, como preciso cirujano social de una Rumanía, y por extensión Europa, perdida, sin brújula moral que la guíe.
Filmada en apenas 10 días y con un iPhone 16 como cámara, Oso de Plata al Mejor Guion en la Berlinale, 'Kontinental ‘25' sigue el camino de 'Un polvo desafortunado o polvo loco' (2021) o 'No esperes demasiado del fin del mundo' (2023) y disecciona la hipocresía del capitalismo postsocialista y la culpa como combustible de una sociedad que se cree progresista mientras deja a otros, literalmente, sin techo.
Jude sigue fiel a sus planos fijos, los diálogos interminables y el montaje de ideas yuxtapuestas, como si fueran pestañas de un navegador abiertas sin control, para retratar con su habitual mezcla de humor y desasosiego y, en este caso un absurdo casi berlanguiano, un día a día en el que la banalidad se torna abismo. Un 'collage' lúcido y feroz que se ve con una sonrisa torcida e incómoda.