¿Qué le sucede al organismo en ese momento tan especial? Representa una de las mayores expresiones de amor pero también esconde una revolución fisiológica dentro del cuerpo.
Restaurante. En la mesa de los amantes hay dos tazas de café vacías, el recibo de la cuenta que ya pagaron y dos teléfonos celulares ignorados... poco les importa lo que les rodea. La química se respira en el aire y ambos protagonistas saben que el ambiente los conducirá a ese momento cúlmine: el beso.
El beso está aceptado culturalmente como una de las mayores y más apasionadas expresiones físicas del amor entre dos personas, pero ¿qué es lo que esconde el beso?, ¿qué le sucede a cada persona en el momento de vivirlo?, ¿cómo afecta el erotismo y la pasión al organismo? El beso representa todo un mundo y es apasionante descubrirlo.
"El beso erótico es una imitación del acto de mamar. El besar también es una imitación de alimentar al otro: es ofrecer las partes suaves y vulnerables de uno mismo, los labios, la lengua, ponerlos entre los dientes del otro, y saber que están a salvo", narra la periodista londinense Adrianne Blue en su libro "Besándose: desde la metafísica a lo erótico".
Blue, catalogada como experta mundial en el arte del beso, analizó lo que representa el besar a alguien en la vida del ser humano: "Un beso cuenta toda la historia de la humanidad. La succión y la utilización de la lengua necesarias para un bebé en el acto de amamantarse o tomar la mamadera, son esencialmente las acciones utilizadas en el besar". Según Blue, es como si se tratara de alimentar o beber del otro. Representa en un principio el placer más primitivo de la alimentación.
La ciencia del beso
Eduardo Calixto, un reconocido neurocientífico mexicano, certificó desde la medicina que el poder de un beso puede mejorarlo todo:
Al besarse, los estímulos que se generan en los labios viajan al cerebro y se liberan neurotransmisores que generan placer.
Besar disminuye la sensación de dolor y el estrés, además libera vasopresina, endorfinas, dopamina y la hormona del apego: la oxitocina.
Cada cinco besos que uno da, se gira cuatro veces la cabeza hacia el lado derecho. Hay dos explicaciones: la primera radica en la alimentación primaria. La gran mayoría de las mamás amamantan al bebé con predilección del seno derecho. Esto queda luego como un instinto en el adulto que besa; y por otro lado la dominancia del hemisferio cerebral derecho.
Al besarse, se produce un cambio neuroquímico en el cerebro adaptado directamente al proceso de sentirse a gusto y feliz.
En los labios hay una gran cantidad de terminaciones nerviosas que estimulan al cerebro y que permiten contactar temperatura, sabor y ph; condiciones muy íntimas que difícilmente se pueden lograr con otro tipo de contacto.
Los besos activan el sistema límbico, lo cual genera la necesidad de seguir besando.
Un beso bien dado puede ocasionar tanta adicción como si fuera una droga.
Cuando el doctor Calixto analiza el beso no puede evitar hablar de la emoción. El médico develó que "entre más espera el cerebro un beso, más beneficios causa en el cuerpo dicha ilusión".
El factor filosófico
El escritor español Jacinto Choza, doctor en filosofía y experto en antropología, concuerda con Blue: un beso es una herencia que aún los humanos cuidan. "El beso es un residuo del comportamiento instintivo en la alimentación boca a boca de la especie homo sapiens, de algunos mamíferos y de casi todas las aves. Esta conducta queda en los humanos como un acto simbólico de dar de comer, dar de vivir", reflexionó.
"Los humanos nos besamos porque el beso expresa de diversas maneras las características de la unión nutritiva, que junto con la unión sexual son las dos formas más intensas que mejor expresan el objetivo de la pasión de amar", agregó.
Confesiones de un "besólogo"
Ezequiel López Peralta es un sexólogo argentino que para muchos es considerado el "gurú del beso". El besólogo cree que hay un "eslabón perdido" en torno al beso, pues no se tiene claro cuál fue el chispazo que lo hizo nacer.
"El momento en que el beso se torna en algo fundamental en el esquema del prototipo de las personas, es una historia que no tenemos clara", explicó.
El sexólogo confesó que un beso es el acto más introspectivo que puede existir entre dos personas. "No solamente implica la excitación sexual, también envuelve un sentimiento de comunicación íntimo, que involucra los cinco sentidos".
"El recurso más poderoso que el beso tiene, es la capacidad de generar pensamientos en el otro y en vos mismo. Un simple beso pone en marcha el mecanismo de la fantasía; mas allá de lo que se genera a nivel físico, este contacto te condimenta a nivel mental y genera sensaciones que te hacen cavilar en lo que podría pasar a partir de lo que el beso sugiere".
El beso en diferentes zonas del cuerpo puede generar incluso efectos más intensos que el mismo acto sexual. "Tengo una creencia personal y no científica: el beso es la herramienta de placer más interesante que tenemos, porque con la boca podemos hacer cosas que con nuestros genitales no". El experto aconsejó potenciar al máximo este recurso, ya que es una fuente infinita de placer. "Si nos queremos convertir en amantes inolvidables para alguien, el beso es el arma apropiada", aconseja el especialista.
Además, López Peralta marcó la diferencia entre los sexos a la hora de este encuentro: "El beso del hombre es más sexual, por eso usa frecuentemente el combate de las lenguas, mientras que el de la mujer es más sutil y prefiere avanzar lentamente por el camino erótico". La liberación de la testosterona hace que a ellos les gusten los besos húmedos, mecánicos e intensos y ellas, en cambio, los prefieran creativos, sensuales y graduales.