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Opinión y Actualidad

Leopoldo Jacinto Luque, la historia de un luchador

Este lunes falleció el delantero santafecino, campeón del Mundo de 1978 con la selección Argentina.

15/02/2021

Quizás como un presagio el sitio de Cadena 3 compartió en la jornada del domingo 14 de febrero una semblanza sobre Leopoldo Jacinto Luque. Escrita por Jorge Parodi repasó la vida de este futbolista que quedó en la historia al conseguir la Copa del Mundo de 1978 junto a la selección Argentina. 


Dicen que el hombre es el autor y el actor de su propia obra.

La obra de la que Leopoldo Jacinto Luque es el autor y actor, es la historia de un luchador.
Leopoldo Jacinto Luque fue uno de los mejores delanteros argentinos y del mundo de la década del 70.

Luque fue campeón y figura de la Selección que ganó el Mundial 78 y del River de Labruna que se cansó de ganar campeonatos.

La historia de este centrodelantero habilidoso, potente, dinámico y goleador, es fundamentalmente la historia de un luchador.

Nada le fue fácil, ni en el fútbol ni en la vida.

Llegar a ser jugador profesional fue para Luque una carrera con obstáculos.

Sin lugar en Unión de Santa Fe, su club de origen, lo cedió en varias ocasiones a otras instituciones, luego lo dejó libre y Leo estuvo a punto de dejar el fútbol, sin haber debutado en primera.

Un dirigente “Tatengue” llegó a decirle: “No le hagas perder más tiempo a tu vieja, dedícate a estudiar o a laburar”.

Su espíritu indomable lo mantuvo en el fútbol, resurgió desde la Liga de Santa Fe como goleador y obligó al “Tatengue” a adquirirlo nuevamente.

Si la resiliencia es la capacidad de afrontar la adversidad, Leopoldo Jacinto Luque fue un campeón mundial resiliente.

Superó el dolor físico y el dolor del alma para levantar esa deseada Copa.

En el segundo partido del Mundial, en cancha de River, Argentina enfrentaba a Francia.

Se jugaban 28 minutos del segundo tiempo cuando Leopoldo Jacinto Luque recibió un pase de Osvaldo Ardiles, levantó la pelota y sacó un derechazo tremendo que superó la estirada del arquero francés Dominique Baratelli para meterse en el ángulo izquierdo. Con ese golazo, Argentina ganó 2 a 1, y se aseguró la clasificación para la segunda ronda.

Esa noche se luxó el codo y terminó el partido con el brazo colgando, y un ojo en compota, pero no quiso salir del campo de juego para no dejar al equipo con 10 hombres ya que había agotado los cambios. Se aguantó el dolor hasta el final.

Esa misma mañana, su hermano Oscar, de 25 años, había perdido la vida en un accidente automovilístico cuando viajaba de Santa Fe a la Capital Federal para ver el partido.

“El Pulpo” jugó frente a Francia sin saber sobre el fallecimiento de su hermano.

El papá de Leo, pidió que recién le avisaran después del encuentro ante Francia. Luque se enteró al otro día, por la mañana. Veló a su hermano, y no estuvo en los partidos frente a Italia y Polonia.

El encuentro con Polonia lo vio por televisión en su casa. No tenía ganas de volver. Cuando terminó el partido su padre le dijo: "Leo, tenés que reincorporarte. Tenés que estar, Dios quiso que así sea". Lo convenció, y un tío lo llevó en auto hasta Rosario.

Cuando Luque convirtió el cuarto gol de Argentina frente a Perú que significaba la clasificación a la final, en el partido que terminó 6 a 0, Leopoldo levantó los brazos hacia el cielo, emocionado, sólo pensaba en su hermano y en el dolor de su familia.

Nada detuvo su sueño de ser campeón del mundo.

La Selección fue su hábitat, su lugar en el fútbol.


César Menotti lo descubrió y lo llevó a jugar en la Copa América de 1975, cuando todavía estaba en Unión, en una Selección del interior, donde fue goleador.

De allí el pasaporte a la Mayor, donde brilló asistido por Houseman, Bertoni y “el Negro” Ortiz.

“El Tolo” Gallego lo rebautizó como “el Pulpo” por su costumbre de defender la posición y la pelota utilizando los brazos.

El bigote de época y la camiseta número 14 lo distinguieron durante el Mundial.

Con el seleccionado jugó 45 partidos, convirtiendo 22 goles.

Leopoldo Jacinto Luque nació en Santa Fe el 3 de mayo de 1949. Su padre era zapatero y ciclista, su madre ama de casa.

En su barrio santafesino jugaba para Guadalupe Junior, cuya camiseta tiene un fondo azul y una franja amarilla.

Se inició en las divisiones inferiores de Unión de Santa Fe, pero por las pocas posibilidades de jugar, fue prestado a Sportivo Guadalupe de la Liga Santafesina.

Regreso a Unión pero no fue tenido en cuenta, el club decidió cederlo primero a Gimnasia y Esgrima de Jujuy y luego a Central Norte de Salta (NdR: jugó en el Cuervo mientras realizaba el servicio militar).

En Salta debutó, en un partido ante Chacarita Juniors, señalando un gol por la Copa Argentina de 1970.

En 1971, Unión, dueño de su pase, lo dejó libre. Leo estuvo muy cerca de dejar el fútbol, sin embargo, volvió nuevamente a la Liga Santafesina jugando para Atenas de Santo Tomé, donde fue el goleador.

En 1972 se incorpora a Rosario Central y con 23 años debutó en la Primera División en el Torneo Nacional enfrentando a Lanús como visitante (1-1). En total fueron 4 los partidos jugados por Luque en el “Canalla”, marcando 3 goles.

En 1973 Unión de Santa Fe, el mismo club que dos años antes lo había dejado libre, decidió enmendar su error y recomprarlo para disputar el torneo de la Primera B.

En 1974 logró el ascenso a Primera División, siendo además la figura y el capitán del equipo.

Los hinchas “Tatengues” lo llevaron en andas a dar la vuelta olímpica y Leo se afeitó sus míticos bigotes para cumplir una promesa si ascendía Unión.

En el Torneo Metropolitano de 1975 tuvo una destacada campaña con Unión, recién ascendido, alcanzando el cuarto puesto, bajo la dirección técnica de Juan Carlos Lorenzo.

“El Toto” armó un equipo de veteranos jerarquizados, trajo a Gatti, Suñé, Cocco, Mastrángelo y Marchetti entre otros y convirtió al “Tatengue” en protagonista del Metropolitano de ese año.

Leopoldo siempre cuenta la anécdota de un partido con Patronato de Paraná, amistoso, a principios de febrero de 1975. Ese día, Cocco no pudo llegar al partido —viajaba en avión— y Lorenzo lo puso. Unión ganó 4 a 1 y Luque hizo dos goles. Cuando terminó el encuentro, Lorenzo se acercó a Leopoldo y le dijo: “Si usted me hace caso, va a jugar en la selección”. A los pocos meses, Menotti lo convocó para jugar en el equipo nacional.

Para el Nacional de ese año, el River de Labruna que venía de ganar el Metro después de 18 años, vendió a su goleador Carlos Manuel Morete a España.

El ojo clínico de Don Ángel apuntó a Leopoldo Luque y una vez más no se equivocó.

Sin adaptación previa, debutó en la primera fecha del Nacional 75 en la Bombonera frente a Boca.

Luque clavó un golazo al ángulo del arquero Carlos Biasutto y con ese gol, River le ganó a Boca por 2 a 1 en el inicio de un torneo que lo vería nuevamente campeón.

En River, Luque jugó desde 1975 hasta 1980

En el club “Millonario” convirtió 75 goles en 176 encuentros, consiguiendo en las cinco temporadas el Torneo Nacional de 1975 y 1979, y el Metropolitano de 1977, 1979 y 1980.


Su noche soñada se dio el 22 de febrero de 1976, al anotar 5 goles con River que goleó 5-1 a San Lorenzo. Leopoldo Jacinto Luque fue el primer jugador en convertir 5 goles en un clásico.

En River, Luque mostró su mejor versión, en equipos que gustaban, goleaban y sumaban campeonatos de la mano de Labruna.

El equipo salía de memoria: Fillol; Comelles (luego Saporiti), Perfumo, Passarella y Héctor López; J. J. López, Merlo y Alonso; Pedro González, Luque y Ortiz (luego “el Nene” Comisso).

Pedro González por la derecha, y “el Negro” Oscar Ortiz por la izquierda, eran los wines que asistían a un Luque en estado de gracia permanente.

Luque no era un goleador rebotero, un oportunista, sino más bien sus goles eran consecuencia de jugadas elaboradas.

Ramón Díaz apareció en 1978 y era el reemplazante natural de Leo, ingresando en el segundo tiempo.

En 1981 regresó a Unión, luego pasó al Deportivo Tampico de México, Racing, Santos de Brasil y Boca Unidos.

Se sumó a Chacarita Juniors en el regreso del “Funebrero” a Primera.

En 1986 con la camiseta de Deportivo Maipú de Mendoza le puso punto final a su carrera como futbolista.

Como entrenador no tuvo demasiado éxito dirigiendo a Unión de Santa Fe, Central Córdoba de Santiago del Estero y Belgrano.

Ya radicado en Mendoza, Luque también fue técnico de Deportivo Maipú, Gimnasia y Esgrima, Independiente Rivadavia y Argentino en tres ocasiones.
Luque tuvo un infarto en 2007, del cual se recuperó y en los últimos años dirigió infantiles y era detector de talentos para River en Mendoza.
El director cinematográfico Matías Riccardi filmó un documental sobre su vida titulado "Leopoldo Jacinto, vida de campeón", que fue estrenado en 2019.

Allí reflejó la historia de un futbolista excepcional, para el que la vida fue una carrera de 100 metros con vallas.

Fue él mismo el encargado de allanar su propio camino.

Fue el campeón del mundo resiliente.

El que pudo más que el dolor físico y el más duro, el dolor del alma.

Leopoldo Jacinto Luque abrió todas las puertas que se le cerraron en el comienzo de su carrera.

Recién pudo debutar en primera a los 23 años en Rosario Central y en su club Unión, a los 24.

Así hizo historia.

Así y contra todo, colmó de alegría con sus 4 goles mundialistas a un pueblo futbolero que por primera vez en su historia se sintió campeón del Mundo en el 78.

Pese a los rechazos iniciales Luque está en el podio de las glorias de Unión de Santa Fe.

A partir de un debut soñado frente a Boca, de 5 campeonatos, de goles de todos los colores, Luque es uno de los símbolos de un River inolvidable del segundo lustro de los 70.

Juan Carlos “el Toto” Lorenzo, Ángel Amadeo Labruna y César Luis Menotti, tres de los mejores técnicos de la historia del fútbol argentino, lo eligieron como su centrodelantero indiscutible.

Leopoldo Luque lleva la marca del gol, fue un 9 efectivo, lujoso y luchador.

Luque corrió en la vida una carrera de obstáculos y la ganó, sin dudas.

No por nada es un campeón del mundo.

Dicen que el hombre es el autor y el actor de su propia obra,

La obra de la que Leopoldo Jacinto Luque es el autor y actor, es la historia de un luchador.