Para acólitos de las catástrofes naturales y siderales del profeta Emmerich.
Por Fausto Fernández
Para Fotogramas
En el interior de este Grandes Éxitos del Raphael del desastre, Roland Emmerich, con sus inundaciones, meteoritos letales, una nueva edad de hielo y terremotos, hay un apasionante, muy sobrio viaje en el tiempo hacia aquel iluminado cantautor alemán de la ciencia ficción que debutara con la ecologista, conspiranoica y ludita 'El principio del Arca de Noé' (1984).
'Moonfall' sorprende agradablemente con su kubrickiano ('2001', claro) descenso al interior de la Luna, una contenida y filmada con austeridad casi soviética aventura filosófica y espiritual con ecos (el ente incorpóreo) a 'Planeta prohibido' (1956) y 'El abismo negro' (1979). No hay políticos en este pulso con el fin del mundo y sí militares, profesionales y tres perdedores, uno de ellos (el personaje de John Bradley) que parece el cruce entre el DiCaprio de 'No mires arriba' –el film de Emmerich es su reverso de derechas– e Ibai Llanos. Si la 'Melancolía' de Lars von Trier era para intelectuales, 'Moonfall' lo es para groupies de 'Cuarto Milenio'.