Por Ezequiel Cisterna para Diario Panorama | "No basta con tomar té de ruda y dar gracias por la abundancia que nos da la madre tierra, es momento de pasar a la acción".
Por Ezequiel Cisterna para Diario Panorama | La situación actual es cada vez más preocupante, no sólo en materia social, económica y política a nivel mundial, sino que también la crisis climática profundiza día a día las desigualdades existentes, siendo un contexto aterrador y preocupante.
Las olas de calor, las sequías, los incendios forestales e inundaciones en gran parte del hemisferio norte, como así también las elevadas temperaturas en invierno en el hemisferio sur, llevaron a que las instituciones internacionales como Naciones Unidas construyan un nuevo lenguaje para advertir la realidad actual de la emergencia climática.
Tal es así que Antonio Guterres, director general de ONU, afirmó que “la era del calentamiento global ha terminado” y “la era de la ebullición global ha llegado”.
Pasamos de ser la era del calentamiento global y del cambio climático a la era de la ebullición global. El pasado martes 1 de julio conmemoramos el día de la Pachamama, diosa de nuestros pueblos, con temperaturas muy elevadas tanto en el país como en nuestra provincia. ¡Tuvimos un día de 35°C! No debemos naturalizar esta situación nunca antes vista, Santiago del Estero nunca tuvo estas temperaturas en invierno.
Desde las entidades nacionales e internacionales ya advirtieron que el 2023 será el comienzo de los años más calurosos de la historia. Esto es una predicción anticipada para imaginarnos lo que será este año el verano en la provincia.
Cada día que pasa vemos como la acción climática y ambiental se torna necesaria y urgente. Necesitamos de políticas concretas, de mitigación y adaptación a la ahora ebullición global, acompañado de cambios a nivel individual y colectivo.
Hablar de crisis climática y ambiental es visibilizar cómo esta puede llegar a afectar los sistemas productivos, la sobrecarga del sistema de salud, los servicios sociales y las economías nacionales, regionales y locales. Hablar de la emergencia climática es hablar de cómo, día a día, se vulneran los derechos humanos de las generaciones presentes y futuras.
No basta con tomar té de ruda y dar gracias por la abundancia que nos da la madre tierra, debemos ser conscientes y poder escuchar lo que ella nos quiere decir a través de los efectos de la crisis ambiental. Sin duda nos dice que se encuentra enferma por el daño que le estamos causando.
Si el bienestar de la tierra se ve en peligro con ella también el bienestar de la humanidad corre peligro. Es momento de dejar la tacita de té y pasar a la acción.