El actor y director Rachid Hamir recoge la historia real de su hermano fallecido en una novatada en la prestigiosa academia de Saint-Cyr.
Por Eulàlia Iglesias
Para Fotogramas
Junto a una ficción que hurga en la cicatriz identitaria de los franceses de origen argelino (o magrebí) desde el imaginario tan convulso como atractivo de las ‘banlieues’, se está desarrollando en los últimos años otra línea de drama poscolonial que retrata este desencaje desde unas coordenadas muy diferentes: las de la participación en el ejército francés de este mismo perfil de ciudadano.
A la reciente ‘Padre y soldado’ se une ahora la más compleja ‘Una cuestión de honor’, dirigida por el también actor Rachid Hami, que recoge la historia real de su hermano fallecido en una novatada en la prestigiosa escuela militar de Saint-Cyr. ¿Qué sucede con los francoargelinos deseosos de integrarse en la institución nacionalista por excelencia, el ejército? ‘Una cuestión de honor’ resigue este relato de dolor y frustración a través del hermano mayor y álter ego del cineasta, en un drama familiar modélico que rehúye los eslóganes contundentes, las respuestas fáciles y los escenarios previsibles. Con un tramo situado en Taiwán, ‘Una cuestión de honor’ se acerca más al cine de Edward Yang que al de Mathieu Kassovitz o Romain Gavras.
Para acercarse a las complejidades de las crisis de identidad franco-argelina.