"The Creator" es la gran obra de ciencia ficción de Gareth Edwards tras "Godzilla" y "Rogue One".
Por Fausto Fernández
Para Fotogramas
Pocas imágenes más personales y más definitorias de lo que ha sido (o debería haber sido) la ciencia-ficción cinematográfica en este siglo XXI que la de los dos ciclópeos entes alienígenas cortejándose/apareándose ajenos al mundo humano que acababan de invadir mientras un hombre y una mujer viven sobre la marcha, perdidos y en zona de nadie, una (otra) historia de amor. Esa secuencia, fascinante y voluntariamente al margen de lo más mainstream del género pertenece a 'Monsters', la ópera prima que situó en el panorama del fantástico y la ci-fi a su director (guionista, productor y encargado de los efectos especiales), el británico Gareth Edwards. Edwards retorna de nuevo a lo fantacientífico como un paisaje con figuras extrañas y extrañantes en la más ambiciosa 'The Creator', y de nuevo vuelve a tener en primer plano una historia de amor que se mira en otra que esta vez no es alienígena, sino artificial. Si los androides soñaban o no con ovejas eléctricas como se preguntaba Philip K. Dick en el embrión literario de 'Blade Runner' se convierte en 'The Creator' en si una IA puede sentir, amar, odiar… o si esos sentimientos son solo bits de una programación informática. Si morir (tal vez soñar) es estar apagado y si los recuerdos de los difuntos se pueden reproducir en una simulación de ser vivo.
Podría pensarse que todas estas cuestiones y cuitas tan de la ci-fi clásica han convertido a la película de Gareth Edwards en un tratado de filosofía que sacrifica el espectáculo cinematográfico, pero no es así. Es verdad que 'The Creator' no esconde sus decenas de referentes y referencias ('AI Inteligencia Artificial', de Steven Spielberg; la saga 'Terminator'; la denostada injustamente 'Nación cautiva', de Rupert Wyatt; la franquicia de 'El planeta de los simios'; la espiritual/social 'Elysium'; 'Avatar'...) como si quisiera validar todo ese cine y sumarlo, protegerlo y conservarlo en una historia que es, como 'Monsters' y como 'Rogue One', una road movie en un universo convulso donde el amor (el de los dos monstruos extraterrestres, el de dos rebeldes aguardando el fin tras cumplir su misión, las lágrimas de una niña creada artificialmente…) es la clave.
Quizás el mayor insospechado remake de 'El chico de oro' (tenemos Tibet y lamas AI también aquí; no a Eddie Murphy) en modo historieta del Metal Hurlant o de nuestras 1984 y Zona 84, 'The Creator' dibuja las viñetas más imaginativas del género en años, idea los gadgets (esos robots kamikaze explosivos) más alucinantes y no tiene problemas en alargar su clímax y en descubrir su corazón de cuento de hadas ('La bella durmiente', claro) porque no reniega de una ingenuidad, la de un mundo destruido, dividido y en guerra que fía su salvación a un sacrificio y a un acto de amor.
Gareth Edwards utiliza nuevamente el cine bélico (del cual es un admirador y un gran conocedor) como cohesionador de sus aventuras fantastique. Si 'Monsters' no dejaba de ser 'Objetivo: Birmania', de Raoul Walsh (que en realidad era 'La Odisea' de Homero), y 'Rogue One: Una historia de Star Wars' se miraba en 'Los cañones de Navarone', 'The Creator' es puro Samuel Fuller ('Invasión en Birmania') de soldados finalmente humanos deambulando por la jungla y sintiéndose felices e inmortales al lado de mujeres y niños en aldeas condenadas a la destrucción.
Y sí, hay en la película de Edwards otra imagen que permanecerá por siempre en el imaginario de la ciencia-ficción aunque igual no conecte con público o crítica.