La definición del torneo más importante de América se destacó por las excelentes definiciones.
Boca Juniors cayó por 2-1 ante Fluminense 2 a 1 en tiempo de prórroga en la final de la Copa Libertadores de América que se disputó en el estadio Maracaná de Río de Janeiro y tuvo tres goles excelentes.
A los 36 minutos del primer tiempo, tras una gran asistencia desde la banda derecha por parte de Keno, el goleador argentino Germán Cano definió contra el palo derecho de Chiquito Romero: golazo y 1-0 a favor del conjunto brasileño.
Con este tanto, el exdelantero de Lanús y Vasco da Gama llegó a ¡13 goles! en lo que va del certamen continental. Un gol que llenó de ilusión a Fluminense, que sueña con levantar la Copa Libertadores por primera vez en su historia.
El Xeneize salió en búsqueda del gol de la paridad desde el inicio de la segunda etapa y finalmente la logró a los 27 minutos del complemento. Cristian Medina abrió para Advíncula, quien ante la pasiva marca de Marcelo tuvo el tiempo suficiente para sacar un increíble con su pierna izquierda y lograr vencer la resistencia de Fábio y desatar la locura en todo el público Xeneize presente en el Maracaná.
La igualdad por parte del lateral peruano, que se consolidó como el máximo goleador de Boca en la Copa Libertadores 2023, también generó un cambio en el paradigma en el encuentro dado que el envión por parte del Club de la Ribera siguió su curso ante un desinflado Fluminense que sintió el golpe.
Transcurrían los ocho primeros minutos del tiempo extra cuando el atacante de 21 años, que era de lo mejor del equipo de Fernando Diniz, recibió un pase de cabeza de Jhon Arias y pintó una volea precisa al segundo palo de Sergio Chiquito Romero que colocó el 2-1 parcial para el Tricolor.
El pibe nacido en Minas Gerais salió disparado a festejarlo con una parte de la tribuna de Flu y se abrazó eternamente con los hinchas. Y demoró tanto que el árbitro Wilmar Roldán decidió apelar al reglamento y mostrarle la tarjeta amarilla por haber demorado de forma excesiva su celebración. El problema era que Kennedy ya estaba amonestado desde antes, por lo que tuvo que dirigirse directamente a las duchas y dejó con un hombre menos a su equipo.