Zoë Kravitz debuta en la dirección marcándose un "amiga, date cuenta" en forma de thriller repleto de giros sorpresa y pullitas al patriarcado sin olvido ni perdón.
Por Fran Chico
Para Fotogramas
Puede que Zoë Kravitz no comenzara su carrera artística doblando camisetas en un garaje, como quien dice, pero sus lazos familiares con la industria no deberían opacar el gran talento que apunta como directora en la primera oportunidad que ha tenido de ponerse tras las cámaras. Haber coincidido en sets de rodaje con directores de la talla de George Miller o Steven Soderbergh también tendrá algo que ver. Sin embargo, Kravitz se erige, sobre todo, como alumna aventajada de un M. Night Shyamalan con el que trabajó en la fallida 'After Earth', y en esta ocasión incluso superando a su maestro al sintetizar sus thrillers con giros sorpresa de una manera mucho más acertada que el propio director indio en su último estreno, la irregular 'La trampa'.
'El sexto sentido' es una referencia clara de 'Parpadea dos veces' (o 'Pussy Island', su título original censurado), pero más aún lo es 'Déjame salir', la certera y desoladora metáfora de humor negro de Jordan Peele de la que la cineasta debutante toma prestada la crítica ácida y directa como denuncia disfrazada de thriller. Sin entrar en spoilers, se podría decir que 'Parpadea dos veces' es al #MeToo lo que 'Déjame salir' es al racismo. Arropada por un reparto de ensueño, en el que destacan Naomi Ackie, Adria Arjona y Alia Shawkat sobre los grandes nombres masculinos, Kravitz se marca un "amiga, date cuenta" de manual utilizando las herramientas del suspense para relatar los peores hábitos de una relación tóxica, la hipocresía del falso "lo siento" y los abusos sistemáticos de la sociedad patriarcal, consentidos por unos testigos impasibles a los que, como Dante, dedica su propio lugar en el infierno.
Decía Jorge Luis Borges que "el olvido es la única venganza y el único perdón", y 'Parpadea dos veces' lo adapta con la frase que el Slater King de Channing Tatum, un multimillonario que nos recuerda a algún que otro magnate (y mangante) de la vida real, usa en uno de los momentos culmen: "No existe el perdón, sólo existe el olvido". La venganza, el elemento que se queda fuera de esta nueva ecuación, permanece sin embargo como única alternativa cuando no hay (ni puede haber) ni olvido, ni perdón.
Para las personas que necesiten un "amiga, date cuenta" que les salve de la toxicidad.