Los plateístas del Globo volvieron a protagonizar incidentes que detuvieron el partido en Parque Patricios; postales de una pelea infame.
El encuentro entre Huracán y Boca en Parque Patricios contó con una página de bochornosos incidentes entre la platea local ubicada detrás de los bancos de suplentes y los relevos xeneizes.
Repitiendo una postal que ya se dio en otros encuentros desde que el Globo quitó los alambrados de ese sector, la temperatura fue subiendo y la violencia escaló a punto tal que obligó a Hernán Mastrángelo a dos interrupciones en el encuentro hasta que se calmaran las aguas.
Si bien ya se notaba un foco de conflicto en esa zona del Ducó, la primera explosión se dio a los 37 minutos cuando Luciano Di Lollo se ganó una tarjeta amarilla por una falta que pareció exagerar Eric Ramírez. Saltó el banco, se calentó la platea e irrumpió la imagen de un Gary Medel enardecido entre los relevos. Los hinchas acusaron al chileno de dirigir escupitajos hacia el público y, ya con el trámite parado, del lado visitante arrancaron las quejas por la falta total de personal de seguridad.
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Mientras Fernando Gago aprovechaba para reordenar a sus soldados, algunos jugadores de Huracán y otros plateístas intentaban apaciguar a los más revoltosos. Pero Medel continuaba en discusiones hasta que lo intentó abrazar para dialogar por lo bajo su compañero de la selección de Chile, Rodrigo Echeverría. Pero mientras ello sucedía, se acercó César Ibáñez y el Pitbull lo alejó de un manotazo, ganándose la amarilla.
Finalmente, la acción siguió, pero por poco tiempo, porque enseguida el que se trenzó por ese sector fue otro suplente, Marcos Rojo, quien entre discusiones recibió una bolsa de ¿agua? que impactó estallando en su pecho. Muy caliente, el defensor la devolvió con furia hacia la misma platea, como apagando un incendio con combustible.