Florencia Bazarelli, mamá de Lucio, contó en Noticiero 7 la batalla contra la leucemia de su hijo, desde el diagnóstico hasta el trasplante de médula ósea. Un testimonio lleno de valentía, sacrificio y resiliencia.
Este 4 de febrero, Día Mundial de la Lucha contra el Cáncer, y a tan solo unos días de conmemorarse el Día de la Lucha contra el Cáncer Infantil, Florencia Bazarelli, mamá de Lucio, se animó a compartir su experiencia en la lucha contra la leucemia mieloide aguda, una enfermedad que cambió su vida y la de su hijo de 3 años.
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Lucio, quien fue diagnosticado con leucemia en marzo de 2024, recibió un tratamiento de quimioterapia intensiva en la provincia de Córdoba, tras ser trasladado allí con urgencia. "La leucemia de Lucio es una leucemia mieloide aguda, es agresiva y de crecimiento rápido, por lo que tuvimos que actuar muy rápido", explicó Florencia en Noticiero 7.
A pesar de que muchos niños con leucemia presentan síntomas clásicos como moretones o el agrandamiento del bazo, en el caso de Lucio los indicios fueron más sutiles. "Fue una trombosis en la pierna que surgió después de una neumonía. Al realizarle estudios semanales, fue cuando se detectó el problema", relató su mamá.
La lucha fue larga, con 5 ciclos de quimioterapia. Afortunadamente, después del segundo ciclo, los médicos lograron que la leucemia de Lucio entrara en remisión, aunque las características de su médula hicieron necesario un trasplante de médula ósea. Por lo que la familia recibió la recomendación de un médico especialista en leucemias en Holanda.
"Fue fundamental la interconsulta con médicos internacionales, y a través de la recomendación de ellos, decidimos proceder con el trasplante de médula", afirmó Florencia. Esta intervención resultó clave para evitar una posible recaída.
El camino hacia la recuperación no fue fácil, especialmente para Lucio, quien además de su diagnóstico de leucemia, presenta un trastorno de hiperactividad y déficit de atención (TDAH). Sin embargo, el niño se destacó por su actitud positiva y su apoyo a los demás pacientes en el hospital, ganándose el apodo de "el guardián de la sala" por su ayuda a las enfermeras.
Hoy, a más de 100 días del trasplante, Lucio se encuentra en recuperación y continúa sus controles médicos. "De a poquito vamos incorporando más elementos de una vida normal, como empezar a salir, comer y otro tipo de cosas. Es muy estricta la vida luego del trasplante", contó con esperanza Florencia.
El trasplante fue posible gracias a una donante argentina de 29 años, quien permitió que Lucio tuviera una oportunidad de vida. "Le agradecemos a nuestra hermana de sangre, que no conocemos, pero gracias a ella mi hijo tiene una nueva oportunidad", expresó Florencia emocionada.
Este testimonio de lucha, esperanza y amor, llega en un mes en el que se pone el foco en la prevención y el tratamiento del cáncer, recordando la importancia de la detección temprana y de brindar apoyo a quienes atraviesan estas difíciles circunstancias.