Gran Bretaña, Francia, Australia, Canadá y otros aliados de Israel reconocieron al Estado Palestino, intensificando la presión sobre el gobierno de Netanyahu, que se enfrenta a un creciente aislamiento internacional y a tensiones internas.
En las últimas 48 horas, un giro significativo ha marcado la política internacional respecto al conflicto israelí-palestino. Varios países tradicionales aliados de Israel y Estados Unidos, entre ellos Gran Bretaña, Francia, Australia, Canadá y Bélgica, han reconocido al Estado Palestino. Este cambio no solo deja a Israel más aislado que nunca, sino que también lo pone bajo una fuerte presión interna tanto de la derecha como de la izquierda.
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Este movimiento se suma a los más de 157 países, incluidos muchos de América Latina, que ya habían reconocido a Palestina, representando más del 80% de las naciones miembros de la ONU. A pesar del apoyo de Javier Milei, el presidente de Argentina, hacia Israel, la presión global sigue aumentando, lo que refleja un cambio notable en la dinámica internacional.
El gobierno de Benjamin Netanyahu, quien parece decidido a continuar su ofensiva en la Franja de Gaza, se enfrenta a un dilema interno. La creciente presión internacional se cruza con la presión doméstica de los sectores más duros de su coalición, que exigen una respuesta más contundente. Al mismo tiempo, sectores progresistas dentro de Israel también expresan su preocupación por la escalada del conflicto y las consecuencias humanitarias.
Desde el punto de vista de Israel, el reconocimiento de Palestina por parte de estos países es visto como una señal de hostilidad. En lugar de aprovechar la situación para buscar un acuerdo o una vía de diálogo, las autoridades israelíes interpretan este gesto como una victoria para Hamas, acusando a los países de otorgar un "premio" al grupo terrorista tras la masacre del 7 de octubre.
El analista en estudios de Medio Oriente, Kevin Ary Levin, explicó a TN que para Israel, este reconocimiento equivale a un prejuicio anti-israelí: “En vez de aprovechar la situación, Israel ve a estos países como responsables de dar una victoria a Hamas, algo que no hace más que profundizar el conflicto”. Levin subraya que el reconocimiento de Palestina no solo tiene implicaciones diplomáticas, sino que también podría abrir la puerta a una mayor aislación internacional de Israel.
Las consecuencias de esta doble presión —internacional y doméstica— aún no están claras. Dependerá de cómo responda el gobierno de Netanyahu. Con la amenaza de una anexión unilateral de Cisjordania en el horizonte, las decisiones de Israel podrían alterar aún más la situación en Medio Oriente y redefinir sus relaciones con países clave.
Mientras tanto, la comunidad internacional sigue observando de cerca el devenir de la situación, con la ONU y diversas organizaciones internacionales presionando por un alto al fuego y una resolución pacífica del conflicto, que parece más distante que nunca.