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Adiós a los sofás recargados: la tendencia minimalista que marcará 2026

El próximo año, la decoración se enfocará en la simplicidad. Menos almohadones y más espacios despejados serán protagonistas en los hogares.

24/10/2025

Después de años en los que los livings se llenaron de almohadones de todos los tamaños y colores, el 2026 podría marcar un cambio radical en la decoración del hogar. Según los expertos en interiorismo, la nueva tendencia apuesta por sofás sin almohadones, líneas simples y ambientes más despejados, donde menos es más.

Durante mucho tiempo, los almohadones fueron sinónimo de confort y estilo. Sin embargo, los decoradores coinciden en que el próximo año la clave estará en dejar que el mueble destaque por sí mismo. El foco se traslada al diseño del sofá, sus materiales y su estructura. Sin complementos, gana protagonismo y se convierte en el eje visual del espacio.

Tendencia minimalista Tendencia minimalista

Además, esta tendencia simplifica la limpieza y el orden, dos aspectos cada vez más valorados en hogares urbanos donde el tiempo y el espacio son limitados.

El estilo minimalista no es nuevo, pero en 2026 se refuerza con un concepto aún más depurado. Se busca crear ambientes que transmitan calma, amplitud y equilibrio visual, eliminando todo elemento que no cumpla una función real.

Entre las características más destacadas:

  • Diseños con líneas limpias y estructura funcional.
  • Tonos neutros y materiales naturales, como lino, algodón o lana.
  • Un solo almohadón grande, si se usa, pensado como pieza de diseño y no como relleno decorativo.
  • Espacios luminosos y ordenados, donde predomina la sensación de serenidad.

Esta corriente llega como respuesta al exceso decorativo de los últimos años. Los consumidores buscan hoy hogares más auténticos y funcionales, donde cada objeto tenga un propósito.

Sin embargo, los especialistas aclaran que no se trata de eliminar por completo la calidez: quienes prefieran un toque acogedor pueden optar por versiones intermedias, con pocos almohadones en tonos suaves o texturas naturales que acompañen sin recargar.

Más que una simple moda, los decoradores ven este cambio como una evolución en la forma de entender los espacios. El objetivo no es solo estético, sino también emocional: reducir el ruido visual y apostar por entornos que inviten al descanso y la conexión.