Expertos explican las diferencias entre un envejecimiento normal, exitoso y los superancianos, y cómo los hábitos de vida influyen en cada etapa.
La longevidad, definida como la capacidad de extender nuestra expectativa de vida, ha experimentado un crecimiento notable gracias a los avances científicos y médicos. En 1840, la esperanza de vida era de 45 años; según proyecciones, para 2040 podría alcanzar los 90. Este aumento plantea interrogantes fundamentales: ¿qué significa envejecer? ¿Se puede conservar la vitalidad de la juventud a medida que pasan los años?
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El doctor Ricardo Allegri (MN 63538), jefe de Neurología Cognitiva, Neuropsicología y Neuropsiquiatría de Fleni, explica que los estudios recientes permiten diferenciar entre tres tipos de envejecimiento:
Según Allegri, los hábitos de vida juegan un papel clave en la longevidad. Dormir bien, alimentarse correctamente, mantenerse activo y cultivar relaciones sociales son determinantes para mejorar la calidad de vida a lo largo del tiempo.
El especialista señala que los factores que inciden en el envejecimiento varían según la etapa de la vida:
De cómo interactuemos con estos factores dependerá el tipo de envejecimiento que experimentemos y nuestra expectativa de vida. Sobre los superancianos, Allegri aclara que la genética es determinante, aunque las mujeres suelen tener un mejor pronóstico gracias a cómo se combinan los factores biológicos, sociales y de comportamiento a lo largo de la vida.
En definitiva, la ciencia confirma que, aunque la genética influye, son los hábitos saludables y la prevención constante los que marcan la diferencia para envejecer con vitalidad.