Las melodías suaves y los ritmos lentos favorecen el descanso, ayudando a reducir las dificultades para conciliar el sueño y promoviendo una noche de mayor tranquilidad.
Dormir bien es un desafío para muchas personas, especialmente para los adultos mayores que sufren de insomnio o despertares nocturnos. Según la Asociación Argentina de Medicina del Sueño (AMSUE), la mitad de la población argentina tiene dificultades para conciliar el sueño, lo que resalta la importancia de buscar soluciones efectivas.
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Con motivo del Día de la Música, celebrado cada 22 de noviembre, se vuelve relevante explorar los beneficios que la música puede ofrecer para mejorar la calidad del descanso. Diversos estudios respaldan que escuchar melodías suaves y de ritmo lento puede ayudar a conciliar el sueño, especialmente en adultos mayores.
La ciencia del sueño y la música
El insomnio afecta la salud mental y física, aumentando el riesgo de depresión, problemas cognitivos y enfermedades cardíacas. Un estudio reciente publicado en PLOS One analizó diez investigaciones sobre terapia musical y concluyó que escuchar música relajante mejora significativamente la calidad del sueño. Las melodías de tempo lento (entre 60 y 80 pulsos por minuto) y duración de entre 20 y 60 minutos resultaron ser las más eficaces.
¿Cómo funciona la música?
La música relajante activa el sistema nervioso parasimpático, reduce el estrés y favorece la producción de melatonina, la hormona del sueño. Estos efectos son especialmente útiles para los adultos mayores, quienes son más vulnerables a alteraciones del sueño y a los efectos secundarios de los medicamentos. Además, la música también puede disminuir la ansiedad y la tensión muscular, lo que contribuye a un descanso más profundo.
Cómo incorporar la música en la rutina nocturna
Para maximizar los beneficios, se recomienda escuchar música sin letras y evitar melodías con emociones intensas o recuerdos negativos. La clave está en la repetición constante y crear un entorno relajante. La música debe formar parte de la "hora de desconexión", los 30 a 60 minutos previos al sueño, donde se evitan pantallas y se opta por actividades calmantes.