El abogado penalista Juan José Sain se refirió durante un diálogo con Radio Panorama a la reforma del Código Penal propuesta por el Gobierno Nacional que busca ponerle fin a lo que llamaron la "doctrina zaffaronista".
El abogado penalista Juan José Sain analizó en Radio Panorama la reforma del Código Penal impulsada por el Gobierno Nacional, que busca dejar atrás lo que denominan la "doctrina zaffaronista". Sain advirtió sobre los riesgos de legislar en función de climas políticos y remarcó la necesidad de estudios profundos antes de cualquier cambio estructural.
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Durante la entrevista, Sain cuestionó que se pretenda terminar con la llamada doctrina “zaffaronista”, señalando que se construyó un relato distorsionado en torno a ella. “Hablan de una inclinación indebida a favor de los delincuentes, de los victimarios. En gran medida, para mí la doctrina zaffaroniana es acertada porque busca la raíz social del delito”, afirmó. En ese sentido, destacó que “Zaffaroni tiene una profunda inclinación en el sentido social, donde hay que buscar para encontrar las raíces del proceso delictivo”.
Al referirse a la figura del femicidio incorporada al Código Penal, Sain fue crítico con los vaivenes políticos que moldean la legislación. “No soy amigo de las reformas. Cuando cambia el signo político, se toman bases que se utilizan para destruir paradigmas”, planteó. Y agregó: “El femicidio como figura fue el signo de una época, acompañado por la perspectiva de género. Este gobierno quiere introducir el ecocidio. Harán de eso otro paradigma. La ley penal no puede estar gobernada por consignas ideológicas o políticas del gobierno de turno. Eso es poco serio”.

El penalista también cuestionó la falta de estudios previos y análisis sociológicos amplios antes de proponer cambios.
“El país tiene un tejido humano totalmente diverso. Si se dice que la ley es igual para todos, me parece que es menos igual para quien menos la comprende”, sostuvo. Consideró que para reformar el Código Penal se necesita “un estudio profundo de la realidad social”, advirtiendo contra la idea de que “20 iluminados puedan modificar las raíces sociales de un país con 50 millones de habitantes”.
En relación a la idea de tipificar el delito de corrupción, Sain fue contundente: “La corrupción argentina es estructural. Hablo del Estado, del poder. Todo poder en Argentina ha pasado por ese flagelo”, afirmó. Y señaló que incluirlo como delito específico obligaría a crear tribunales especiales, lo cual está prohibido.
“El Gobierno no tiene entidad para tratar ese tema, menos ahora, porque es una cuestión de época”, subrayó.
Consultado sobre la propuesta de bajar la edad de imputabilidad, Sain advirtió sobre contradicciones en el planteo oficial. “Hay cosas que no entiendo. El Gobierno critica la doctrina de Zaffaroni, pero se olvida de una observación brillante del propio Zaffaroni: se baja la edad a 16 años para que los jóvenes puedan votar. Entonces, el mismo gobierno que quiere combatirlo toma su premisa para justificar la baja de la imputabilidad”, señaló. Y preguntó: “¿Qué se puede resolver encarcelando a un chico de 13 o 14 años?”.
Para Sain, el problema de fondo no está en las familias ni en la discusión punitiva, sino en el entramado social. “La base de la delincuencia no son las familias, es el sistema. Un sistema que permite la permeabilización y desconoce completamente las razones del equilibrio. Si no hay equilibrio, va a haber delincuencia siempre”, sostuvo. En ese sentido, remarcó que “la delincuencia proviene de un sistema endémico, enfermo, no del derecho penal”, y ejemplificó: “En el primer país del mundo, cada tanto algún loquito agarra un arma y asesina. Es un país lleno de pobreza, no como nos quieren vender”.
Finalmente, recordó un principio básico que, según él, suele ignorarse en los debates públicos: “Está probado que endurecer la pena no disminuye la comisión de un delito”.