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Donald y Melania Trump encendieron el árbol de Navidad en la Casa Blanca con un discurso religioso

Fue en Washington ante un nutrido grupo de invitados. "La religión está volviendo a Estados Unidos, muy fuertemente", proclamó el Presidente norteamericano.

Hoy 07:42
Donald y Melania Trump

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y la primera dama, Melania Trump, encendieron este jueves las luces del árbol de Navidad de la Casa Blanca, inaugurando oficialmente la temporada de celebraciones de fin de año ante un nutrido grupo de invitados que incluyó altos funcionarios, artistas y familias especialmente elegidas para la ocasión.

"La religión está volviendo a Estados Unidos, muy fuertemente", proclamó el republicano desde el escenario montado frente a la residencia presidencial. Y, fiel a su estilo, aprovechó el mensaje para elogiar el desempeño de las fuerzas federales desplegadas en Washington bajo el argumento de combatir el crimen.

Con la mansión ejecutiva de fondo y un clima festivo que mezclaba música, luces y cámaras, el mandatario invitó a la primera dama a realizar el gesto simbólico: el conteo regresivo y el encendido del abeto que ilumina la explanada.

El árbol —un Concolor de más de seis metros (20 pies)— proviene de la granja de la familia Korson en Sidney, Michigan. Fue elegido como ganador del tradicional concurso anual de la Asociación Nacional de Árboles de Navidad, un certamen que cada año define cuál será el ejemplar protagonista de la Casa Blanca.

La decoración del árbol y de los salones interiores volvió a estar en manos de la Oficina de la primera dama, responsable de cada detalle de la ornamentación y la ambientación navideña que viste la residencia durante estas semanas.

La música fue otro de los atractivos centrales. Los legendarios The Beach Boys y varias bandas de country animaron la tarde con interpretaciones que hicieron mover la cabeza a más de un invitado, incluidos funcionarios y figuras públicas presentes. Entre ellos, se destacó la presencia de Wayne Gretzky, el eterno ícono del hockey, además de otros referentes del deporte y la cultura estadounidense.

"Con el nacimiento de Jesús, la historia de la humanidad cambió de la noche al día. Su palabra y su ejemplo nos llaman a amarnos, a servirnos unos a otros y a honrar la sagrada verdad de que cada niño está hecho a imagen de Dios", dijo Trump, enlazando el mensaje religioso con una definición política propia. "Quiero expresar mi más profundo respeto y amor a todos nuestros grandes ciudadanos, unos 350 millones de personas. Los amamos a todos, les guste o no", agregó, combinando solemnidad con su característico tono disruptivo.

El jefe de la Casa Blanca también hizo referencia al tiroteo ocurrido en la víspera de Acción de Gracias, en el que un asilado afgano atacó a dos miembros de la Guardia Nacional. El episodio desencadenó una nueva y amplia suspensión de trámites migratorios que afecta a inmigrantes de 19 países considerados "de alto riesgo", una decisión que frena solicitudes de residencia, ciudadanía, asilo y otros beneficios legales, incluso para personas que ya viven en Estados Unidos.

"Quiero presentar mis más altos respetos a esos dos grandes guardias, ya saben de quiénes hablo", dijo Trump. "En un caso, pagó lo máximo; en el otro, Andrew Wolfe está mejorando. Lamentablemente, Sarah Beckstrom nos observa desde el cielo".

"Hablé con sus padres hoy, los padres de Andrew. Tienen un espíritu increíble y aman tanto a nuestro país que no lo creerían", añadió.

En su repaso habitual, Trump mencionó también algunos logros que atribuye a su administración durante el primer año de mandato, como la organización de la Copa Mundial de la FIFA 2026, los futuros Juegos Olímpicos y avances en infraestructura y seguridad.

"Como nación, tenemos mucho que agradecer. Nuestra frontera está segura. Nuestro espíritu se ha recuperado. Nuestra economía está prosperando. La inflación se detuvo. Nuestra nación es fuerte, y Estados Unidos ha vuelto, más grande y mejor, más fuerte que nunca", afirmó para cerrar.

La ceremonia del encendido del árbol navideño de la Casa Blanca —que se celebra desde 1923— volvió así a situarse como uno de los eventos más simbólicos de fin de año en Washington, uniendo a líderes, artistas y familias en una tradición que mezcla religión, cultura y política a partes iguales.