Metehan Baltaci, defensor del Galatasaray, fue arrestado en medio de una investigación que también involucra a futbolistas del Fenerbahçe, árbitros y dirigentes por apuestas ilegales y amaño de resultados.
El fútbol turco enfrenta una de las peores crisis de su historia. En el marco de una investigación por apuestas ilegales y manipulación de resultados, fue detenido Metehan Baltaci, defensor del Galatasaray y compañero de Mauro Icardi, acusado de apostar en partidos que perjudicaban a su propio equipo.
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La detención de Baltaci fue confirmada por medios locales, que señalaron que el zaguero realizó movimientos vinculados directamente a encuentros del club. Junto a él también fue arrestado Mert Hakan Yandas, delantero del Fenerbahçe, en un caso que ya provocó una ola de suspensiones y medidas disciplinarias.
El escándalo no se detuvo allí. Tres dirigentes de la Segunda División también fueron aprehendidos: Ahmet Okatan y Mehmet Emin Katipoğlu, propietarios y presidente del Ankaraspor, y Şahin Kaya, máxima autoridad del Nazilli Belediyespor. Además, dos entrenadores están involucrados, aunque sus nombres aún no trascendieron.
El caso tomó dimensión semanas atrás, cuando un tribunal de Estambul ordenó prisión preventiva para siete árbitros y para Murat Özkaya, presidente del Eyüpspor. Aquello que parecía un hecho aislado destapó un entramado gigantesco que atraviesa todas las divisiones del fútbol turco.
En paralelo, la Federación Turca de Fútbol (TFF) remitió a 1204 jugadores al Comité de Disciplina bajo sospecha de violar las reglas de integridad deportiva. Entre ellos figuran 27 futbolistas de la Superliga, incluidos Eren Elmali y el propio Baltaci, jugadores del Galatasaray.
El rol de los árbitros también quedó comprometido. La investigación detectó que 371 de los 571 árbitros federados tienen cuentas asociadas a plataformas de apuestas, mientras que 152 participan de manera activa. Uno de ellos llegó a intervenir en 18.227 apuestas, una cifra que dejó en evidencia la profundidad del problema.
Frente a este panorama, el presidente de la TFF, Ibrahim Haciosmanoglu, fue contundente: “Estamos decididos a erradicar cualquier rastro de corrupción del fútbol. No haremos excepciones”, afirmó tras suspender a 149 jueces con sanciones de entre ocho y doce meses.
El impacto del escándalo continúa creciendo y la justicia turca anticipó que las investigaciones seguirán su curso. La causa, que involucra a jugadores, árbitros y dirigentes, amenaza con redefinir por completo el futuro del fútbol en Turquía.