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La RAE despeja dudas y explica por qué “subir arriba” y “bajar abajo” sí están bien dichas

Aunque muchos las consideran redundantes, la RAE aclara que estas expresiones que creías incorrectas son totalmente válidas.

Hoy 13:47

En la Argentina y en prácticamente todo el mundo hispanohablante, las expresiones “subir arriba”, “bajar abajo”, “entrar adentro” o “salir afuera” forman parte del lenguaje cotidiano. Sin embargo, no pasan desapercibidas: suelen generar discusiones entre quienes las consideran errores y quienes las defienden como parte natural de nuestra manera de hablar. Ante esta polémica, la Real Academia Española (RAE) decidió intervenir y despejar dudas.

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Desde una mirada estrictamente semántica, parecería que los verbos ya incluyen la dirección implícita: subir supone ir hacia arriba. Pero la RAE matiza esa interpretación. Señala que estas frases son válidas cuando el adverbio añade información útil, enfatiza la dirección del movimiento o evita confusiones en contextos donde la referencia espacial no es evidente.

Por qué la “redundancia” funciona según la RAE

El ejemplo clásico que plantea la RAE ayuda a entenderlo con precisión: “Cuando subas arriba, llevate la almohada”. Si la situación ocurre en una casa de varios niveles o espacios diferenciados, el refuerzo de “arriba” no es un capricho: precisa la dirección y elimina cualquier margen de ambigüedad. La repetición, lejos de ser un error, se convierte en una herramienta comunicativa.

Lo mismo ocurre con otras construcciones comunes:

“Bajar abajo”: aclara que el movimiento se dirige exactamente al nivel inferior o a la planta baja.

“Entrar adentro” / “Salir afuera”: remarcan que la acción involucra atravesar un límite físico (una habitación, un recinto cerrado, un área restringida).

En todos los casos, el adverbio cumple una función de énfasis y orientación que puede resultar necesaria según el contexto.

La RAE no plantea estas expresiones como obligatorias, sino como válidas dependiendo del registro comunicativo. En la conversación diaria, en familia, en ámbitos laborales informales o en situaciones donde la rapidez importa más que la corrección estricta, el refuerzo adverbial es completamente aceptable.

En cambio, en textos formales, documentos profesionales o escritos académicos, muchos redactores optan por evitarlas para mantener una prosa más precisa y concisa. Ambas elecciones son correctas, y la diferencia radica exclusivamente en el nivel de formalidad deseado.

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