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Navidad no siempre es paz: por qué aumentan los conflictos familiares

Luego de un año entero, tal vez sin verse, la mesa navideña vuelve a reunir a toda la familia. En algunos casos es sinónimo de alegría y reencuentro, pero en otros puede transformarse en el escenario perfecto para que afloren tensiones, reproches y viejos conflictos.

Hoy 07:35

La Navidad ocupa un lugar central en la cultura argentina. Está asociada al encuentro, la armonía y la unión familiar. Sin embargo, especialistas advierten que, paradójicamente, también es una de las épocas del año donde más conflictos familiares se registran.

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El médico Rolando Salinas (MN 72241), jefe de Salud Mental del Hospital Alemán y profesor de Psicología de la Salud de la UCA, explicó que el fuerte valor simbólico de estas fechas suele generar expectativas difíciles de cumplir, lo que deriva en frustraciones y enfrentamientos. “Las reuniones familiares crean un escenario de vulnerabilidad: decidir dónde reunirse, no herir susceptibilidades, convivir durante horas con personas que no se llevan bien o evitar dejar a alguien solo puede convertirse en una verdadera batalla”, señaló.

Expectativas, cansancio y viejas heridas

A esta presión emocional se suma el agotamiento propio de los preparativos, los traslados y las obligaciones sociales. La psicóloga y psicoanalista María Fernanda Rivas, coordinadora del Departamento de Pareja y Familia de la Asociación Psicoanalítica Argentina, indicó que “las fiestas pueden intensificar conflictos previos o situaciones no resueltas, que existen en todas las familias”.

Las expectativas sociales sobre cómo “deberían ser” las fiestas también juegan un rol clave. Según Rivas, esa idealización puede derivar en tristeza, melancolía, irritabilidad o incluso agresividad, especialmente cuando la realidad no coincide con lo esperado.

El consumo de alcohol es otro factor que potencia los conflictos. “Muchas veces se utiliza para mitigar emociones dolorosas, pero también puede provocar desinhibiciones que dificultan la convivencia”, advirtió la especialista.

La “tríada navideña” del estrés

El psicoterapeuta Sean Grover identifica tres factores centrales de estrés en esta época, a los que denomina la “tríada navideña”:

Agotamiento: viajes, reuniones y preparativos generan cansancio extremo.

Regresión: volver a la casa familiar puede reactivar recuerdos dolorosos o viejas rivalidades.

Exceso: abusos de comida, alcohol u otras sustancias afectan el autocontrol.

En este contexto, suelen reaparecer rivalidades fraternales, reproches históricos, comparaciones económicas y duelos por la ausencia de seres queridos. “Son emociones que muchas veces terminan desplazándose hacia discusiones menores”, explicó Salinas.

Economía, duelos y familias ensambladas

Las fiestas también ponen en evidencia la situación económica de cada integrante, lo que puede generar frustración, envidia o malestar, especialmente a la hora de comprar regalos. A esto se suman los duelos por separaciones, mudanzas o fallecimientos, que suelen intensificarse en estas fechas.

En familias separadas o ensambladas, la Navidad puede ser tanto una oportunidad para fortalecer vínculos como un foco de conflicto. “Todo depende del tipo de relación entre los adultos y de la calidad de la comunicación”, subrayó Rivas, quien remarcó la importancia de proteger a los niños de las tensiones adultas.

Siete claves para unas fiestas en paz

Pese a este escenario, los especialistas coinciden en que es posible atravesar las fiestas de una manera más armónica si se tienen en cuenta algunas pautas:

  1. Aclarar reglas y acuerdos previos: definir lugar, horarios y gastos evita roces innecesarios.
  2. Tener expectativas realistas: aceptar que no todo será perfecto ayuda a reducir frustraciones.
  3. Recordar el sentido de la celebración: priorizar el encuentro por sobre lo material.
  4. Gestionar desacuerdos: dejar “en pausa” rivalidades y enojos durante la reunión.
  5. Respetar espacios propios y ajenos: permitir momentos de intimidad y tolerar breves exclusiones.
  6. Proteger a los niños: preservar la magia de la Navidad es clave para su bienestar emocional.
  7. Evitar detonantes: limitar el alcohol y esquivar temas conflictivos como política o viejas discusiones.

“Lo importante no es la comida ni los regalos, sino la calidad del encuentro y la colaboración para que todos puedan llevarse un buen recuerdo”, coincidieron los especialistas.

Así, aunque la Navidad puede ser un terreno fértil para los conflictos, también ofrece la posibilidad de revisar vínculos, reforzar lazos y construir momentos de paz, aun en medio de las diferencias.

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