X
Opinión y Actualidad

Alerta finlandés

Esferas de influencia, caos y desorden... Así se ve el escenario internacional al que nos estamos dirigiendo, sostiene el presidente del país "más feliz del mundo".

Hoy 06:07

Por Fabian Bosoer, en diario Clarín
Finlandia ranquea desde hace años como “el país más feliz del mundo". Se tienen en cuenta factores como la confianza social, el goce de las libertades, la generosidad y la estabilidad, el fuerte sentido de comunidad, la igualdad social, una alta calidad de vida y una conexión profunda con la naturaleza.

HACÉ CLICK AQUÍ PARA UNIRTE AL CANAL DE WHATSAPP DE DIARIO PANORAMA Y ESTAR SIEMPRE INFORMADO

Pero ni Finlandia se salva de los ventarrones y movimientos tectónicos de nuestro tiempo. El país que fuera un modelo de estado benefactor, atraviesa un complejo escenario social y fiscal, con tensiones crecientes, estancamiento económico, una población que envejece y un aumento del desempleo.

Además, por su ubicación geográfica y su historia, Finlandia es un país «de fronteras», una línea de falla entre el mundo occidental y Rusia, con una frontera compartida de aproximadamente 1340 km, que se ha vuelto punto de tensión, especialmente tras la incorporación del país a la OTAN.

Su presidente, Alexander Stubb, publicó un artículo de fondo en la revista norteamericana Foreign Affairs de diciembre cuyo título transmite urgencia: “La última oportunidad de Occidente. Cómo construir un nuevo orden global antes de que sea demasiado tarde”.

El panorama que pinta es dramático: vivimos en un nuevo mundo de desorden. El orden liberal basado en reglas que surgió después del final de la Segunda Guerra Mundial está muriendo. La cooperación multilateral está dando paso a la competencia multipolar. Las transacciones oportunistas parecen importar más que defender las reglas internacionales.

Los próximos cinco a diez años probablemente determinarán el orden mundial de las próximas décadas, sostiene Stubb, recordando lo ocurrido en el pasado: una vez que un orden se establece, tiende a perdurar por un tiempo. Tras la Primera Guerra Mundial, un nuevo orden duró dos décadas. El siguiente, tras la Segunda Guerra Mundial, duró cuatro décadas. Ahora, 30 años después del fin de la Guerra Fría, algo nuevo está emergiendo.

En tal sentido, asevera Stubb, se trataría de “la última oportunidad para que los países occidentales convenzan al resto del mundo de que son capaces de dialogar en lugar de monologar, de ser coherentes en lugar de aplicar dobles raseros, de cooperar en lugar de dominar”.

Si los países renuncian a la cooperación en favor de la competencia, apunta, se avecina un mundo de conflictos aún mayores. Y concluye el líder finlandés: el sistema internacional tiene fallas inherentes y nunca ha podido reflejar exactamente el mundo que lo rodea. Pero las alternativas son mucho peores: esferas de influencia, caos y desorden...