No son los problemas que la ciudadanía espera que sus dirigentes resuelvan. Desde hace un lustro que en el podio de los temas que más preocupan a los votantes están la inflación, la inseguridad y la incertidumbre económica.
Por Sergio Berensztein
Para TN
Dos temas se ubicaron en el centro del debate político durante la semana pasada: el uso del lenguaje inclusivo y el control de los planes sociales. Seguramente hay cuestiones más importantes que debatir en la Argentina (aquellas que nos condenan a la estanflación desde hace una década o deterioran el sistema educativo desde hace mucho más), sin embargo, esos son los temas que discute nuestra dirigencia. Nos guste o no.
La polémica por el uso del lenguaje inclusivo se desató luego de que el gobierno porteño decidiera prohibirlo en las escuelas. “A partir de ahora los docentes de la Ciudad de Buenos Aires tienen que respetar las reglas del idioma español”, aseguró Horacio Rodríguez Larreta. Salieron al responderle Axel Kicillof, que instó a los chicos a que se rebelen y hablen como quieran, y el presidente Alberto Fernández, que dijo que el lenguaje inclusivo “es para que todes se sientan interpelades”.
Por otra parte, la pelea por el control de los planes sociales surgió luego de las palabras de Cristina Kirchner en el acto por el día de la bandera. La vicepresidente teje alianzas con gobernadores e intendentes y pretende arrebatarles el control de estos recursos a los movimientos sociales. Emilio Pérsico, el “Chino” Navarro y el propio Alberto Fernández salieron a responderle a Cristina Kirchner y reivindicaron el trabajo de estas organizaciones. Se trata de una discusión que hace foco en las consecuencias y no en las causas del problema, tal como lo expusimos en nuestra columna del sábado.
¿Qué piensa la sociedad sobre el lenguaje inclusivo?
Un sondeo especial realizado por D’Alessio IROL – Berensztein indagó sobre estas cuestiones para conocer también la opinión de la ciudadanía. La medición se realizó de forma online en junio de 2022. Se incluyeron las respuestas de 600 encuestados, mayores de 18 años, de todo el país.
Respecto al uso del lenguaje inclusivo, solo el 23% dijo estar de acuerdo y el 70% se manifestó en contra. Entre los votantes del Frente de Todos, el desacuerdo se reduce al 33%. A su vez, entre los simpatizantes de Juntos por el Cambio, el consenso en contra del lenguaje inclusivo es prácticamente total (98%). Esto ratifica que el tema se encuentra atravesado por la grieta y explica las posturas que adoptaron Rodríguez Larreta, Kicillof y Albero Fernández, que parecen hablarles a sus propios votantes.
Sin embargo, es preciso destacar que entre los votantes del FDT, aunque el acuerdo supera al desacuerdo por 18 puntos porcentuales, solo alcanza a la mitad (51%). ¿Es posible que gobernador y presidente estén entrando innecesariamente en una discusión que los debilita electoralmente, aún frente a un porcentaje significativo de su electorado?
Entre los que dijeron estar de acuerdo con el lenguaje inclusivo, prácticamente todos coincidieron que su uso debería ser optativo, sin diferencias por voto.
Cuando se consultó especificamente por la decisión de prohibirlo en las escuelas de la Ciudad, el 43% aseguró que es una preocupacion genuina del gobierno porteño por el aprendizaje (esta opción crece hasta el 64% en los votantes de JxC), el 27% dijo que es una postura política (esta opción crece hasta el 46% en los votantes de JxC), el 15% cree que es una medida contra la ideologización del lenguaje y el 13% que es un freno a la inclusión de las diversidades.
¿Qué piensa la sociedad sobre los planes sociales?
Por otra parte, respecto a los planes sociales, hay un consenso mayoritario, que involucra tanto a los votantes del FDT como a los de JxC, de que el sistema actual debe modificarse.
Cuando se consultó respecto a quién debería manejar los planes sociales, el 28% dijo que debería ser el gobierno nacional, el 7% optó por los gobiernos provinciales, el 8% por los municipios, el 32% prefiere que sea una combinación de los anteriores, el 8% cree que no deberían existir más y el 4% que debería ser otro actor (dejando poco margen para las organizaciones sociales).
A pesar de las diferencias en las distribuciones, tanto para los votantes del FDT como para los de JxC, las opciones más elegidas fueron las mismas (gobierno nacional y una combinación de los tres). Vale resaltar que entre los simpatizantes de JxC crece la opción de que deberían ser eliminados por completo (13%), aunque sin alcanzar valores significativos.
Podría pensarse, entonces, que Cristina Kirchner, al exigir cambios en el sistema, intenta interpelar al electorado de ambos lados de la grieta, sin embargo, las diferencias aparecen cuando se indaga respecto a las motivaciones de la vicepresidente.
Aquí es donde la grieta se manifiesta. El 72% de los votantes del FDT cree que Cristina Kirchner intenta mejorar el sistema actual (aunque un 17% reconocería que en realidad lo hace para obtener ventajas electorales). Por el contrario, el 78% de los votantes de JxC opina que lo hace para obtener ventajas electorales, prácticamente nadie (1%) cree que lo hace para mejorar el sistema y el 19% sostiene que es para controlar a Alberto Fernández.
Hasta aquí la opinión que los argentinos tienen respecto a los temas que discute la política. No obstante, no son los problemas que la ciudadanía espera que sus dirigentes resuelvan. Hace un lustro que el monitorio realizado mensualmente por D’Alessio IROL – Berensztein coloca (apenas con pequeños cambios) en el podio de los temas que más preocupan a la inflación, la inseguridad y la incertidumbre económica. Con suerte la próxima vez el sondeo especial sea para indagar respecto a las propuestas que la clase política tiene para dichas cuestiones, las que en realidad deberían discutirse.