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Revista

Podría resolverse el misterio de la desaparición de la aviadora Amelia Earhart

Aunque se creía que había muerto al estrellarse su avión, nuevas investigaciones indicarían que su vida tuvo otro final.

01/11/2016

Ya avanzada la década de 1930, la piloto Amelia Earhart y el navegante Fred Noonan se propusieron dar una vuelta al mundo sobre la línea del Ecuador en un simple biplano, algo que ningún ser humano había realizado hasta entonces. Pero la hazaña fracasó misteriosamente: el avión desapareció sobre el Océano Pacífico sin dejar rastros. Ahora, 79 años después, un grupo de investigadores afirma que Earhart podría haber aterrizado en una isla remota y desierta, y que allí finalmente murió.

En mayo de 1932, Amelia Earhart se había convertido en la primera mujer en volar sola a través del Océano Atlántico, desde Canadá hasta Irlanda. Antes ya había ganado premios al cruzar los cielos desde Hawai a California. Pero a ella solo la desvelaba otra misión: dar la vuelta al mundo. Juntó coraje y en 1937 se lanzó.

En el tramo final de su travesía había despegado desde Lae, en Papúa Nueva Guinea, y se dirigía a la Isla Howland para recargar los tanques de combustible antes de afrontar el trecho hasta California. La información oficial determinó que el 2 de julio de 1937, cuando ya habían recorrido 35.400 kilómetros y aún faltaban unos 11.200 kilómetros más, el avión de Amelia se estrelló. 

El por entonces presidente de los Estados Unidos, Franklin Roosevelt, ordenó una costosa operación de búsqueda de Amelia y su copiloto, con nueve barcos y 66 aviones. Los restos del fuselaje de la aeronave nunca aparecieron. Según la historia oficial, Earhart no habría sobrevivido al accidente, pero ahora existen nuevas pruebas que parecen evidenciar que aterrizó en una isla del archipiélago de Kiribati.

El mes pasado, el Grupo Internacional para la Recuperación de Aviones históricos (Tighar) propuso la teoría de que ella aterrizó su avión con seguridad en una isla remota y que allí murió como un náufraga, de hambre y sed. ¿La prueba? Restos del avión que serían compatibles con los de Amelia y también restos de huesos humanos que coincidirían con los de la aviadora. 

En realidad, los huesos fueron descubiertos en 1940, pero luego de algunos estudios se descartó que se trataran de restos de la mujer ya que, según se dijo entonces, pertenecían a un hombre. Pero ahora, con técnicas más modernas, un estudio reveló que esos mismos huesos podrían ser compatibles con los de una mujer grande y alta, como lo era Earhart.

El motivo principal por el cual habían descartado que se tratara de la aviadora era el tamaño de los antebrazos, eran más largos que los normales para una mujer. Sin embargo Tighar contrató al especialista forense Richard Jantz, quien con modernas técnicas comparó las medidas de los huesos con los brazos de la piloto según se ven en una fotografía. El resultado fue que las medidas tienen una coincidencia casi exacta.

Según Jantz, la diferencia entre el brazo y el antebrazo de Earhart es prácticamente idéntica a la del esqueleto parcial hallado en el Pacífico Sur. El descubrimiento no demuestra con total certeza que la náufraga era Amelia Earhart, pero es sin duda un paso en esa dirección.