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Espectaculos

Natalie Weber le tiró un palito a Wanda Nara en una entrevista

"La ostentación permanente demuestra carencia de felicidad", dijo la morocha.

27/03/2017

Siempre se caracterizó por apostar al bajo perfil. Por construir una carrera desde los cimientos y no desde los escándalos. En otra etapa de su vida, abocada a su familia, Natalie Weber (31) continúa por la misma senda pese a situaciones desafortunadas que le ha tocado afrontar. 2016 no fue fácil por los problemas de salud que le tocó transitar con el cáncer de mama que le detectaron en mayo, noticia de la que se enteró luego de perder un embarazo. Recuperada, este año que recién comienza se inicia con obstáculos. Sin embargo, la morocha de curvas sensuales y mirada penetrante le pone el pecho a la situación y encara los obstáculos con la frente en alto. Instalada en Inglaterra, ahora, quien pasa por un momento delicado es su marido, el futbolista Mauro Zárate (29).

El delantero del Watford sufrió la rotura del ligamento cruzado anterior y el ligamento medio interno de la pierna derecha, lo que lo tendrá todo el año alejado de las canchas. En medio de esta tristeza deportiva, es ella quien le da fortaleza para no bajar los brazos. “Por suerte Mauro está mejor. Ya empezó a caminar y de a poquito va a ir saliendo. Tuvo un momento de mucha angustia por miedo a quedar mal, pero gracias a Dios cada día que pasa es un paso que damos hacia adelante. Los médicos de Watford y el suyo personal están haciendo un gran trabajo, y eso lo tranquilizó. Si todo marcha como hasta ahora va a volver a su nivel. Los médicos están asombrados por la recuperación que está teniendo”.

–¿Cómo es un día tuyo en Londres?

–La ciudad es hermosa. El clima es un poco complicado, sobre todo con chicos tan chiquitos (Mía tiene 5 años y Rocco un año y medio). Arranco muy temprano porque me encanta entrenar, hacer deportes, y los hago a la mañana, cuando tengo más tiempo. Después estoy abocada a la crianza de mis hijos. No tengo personas que me ayuden, me dedico yo sola, y amo el trabajo de mamá, no podría dejarlos con otra persona. Por otro lado, pese a estar acá, sigo pendiente del trabajo en Argentina. Tengo mi línea de cremas y mi marca de ropa, que se llama Olbia… todo eso lleva mucho tiempo si te querés dedicar en serio. Estar al tanto de lo que pasa en los talleres, con las telas, ver los diseños, llamar a los del laboratorio, seguir la marcha de los puntos de venta. ¡Me encargo de todo!

–¿Y Mía, la más grande, ya empezó el colegio?

–Acá en Inglaterra no llegó ni a empezar el jardín, así que la voy a mandar en Argentina, para que no se pierda todo el año. Imaginate que Mauro se lesionó a los seis días de que llegamos. Todavía tengo cajas sin abrir, cosas sin acomodar. Esto nos cambió el panorama. Ahora nos volvemos para Argentina, él va a hacer la rehabilitación allá con su médico, Juan Mendoza, en quien confía mucho, por eso preferimos estar allá. Además vamos a estar rodeados de la familia y de los amigos, eso lo va a ayudar.

–Se viene el cumple de Mauro, el 18 marzo…

–Lo vamos a festejar allá, por supuesto. Estoy con la organización de todo. No es sorpresa, ya le avisé que se lo iba a hacer, la sorpresa va a ser lo que haga, de eso no le cuento nada. ¡Vamos a tirar la casa por la ventana! Tengo muchas sorpresas que lo van a alegrar mucho en este momento feo, laboralmente hablando. Más allá de eso tenemos para celebrar que estamos vivos, que tenemos la hermosa familia que armamos, nuestros hijos, nuestros papás y miles de razones más.

–¿Tenés ganas de volver a Argentina definitivamente?

–Si las cosas cambian, lo que más quisiera es vivir en mi país porque creo que ninguna ciudad o país de Europa se compara con Argentina. He estado en varias ciudades de distintos países y todavía no encontré uno más lindo que el nuestro. Pero lamentablemente creo que uno, cuando es madre y tiene la posibilidad, tiene que priorizar el cuidado de los hijos. La verdad es que la inseguridad, lo que leo, lo que me cuenta mi familia, incluso cuando voy para allá, es que la inseguridad que se vive es lamentable. Eso me genera pánico. Por eso siempre hablamos de no volver más que para vacacionar. Sin embargo, cada tanto me agarra la locura y quiero volverme. Es un tema delicado que tendremos que analizar bien en su momento. Habrá que poner varias cosas en la balanza y ver qué nos conviene.

–En el caso de volver, ¿no le tenés miedo al asedio de las botineras?

–No, la verdad que no. Estamos muy consolidados como pareja, pero sobre todo como familia. Nos conocemos demasiado, y chicas que inventan, que hablan y quieren fama a cambio de eso hay miles, eso lo sabe todo el mundo. Está en uno la importancia que quiera darle. Si bien en Argentina está como más marcado lo de las botineras, los riesgos los tenés en todas partes del mundo, tanto para mí como para él.

–¿Sigue en pie la idea de agrandar la familia?

–Sí, por supuesto. Tenemos ganas. Lo que pasa es que tengo que esperar hasta septiembre para buscar un bebé. Si todo va bien, como seguramente va a ser, porque soy súper positiva, en septiembre podríamos arrancar con la búsqueda. Tampoco es que estoy apurada porque ya tengo la parejita y Rocco es muy chiquito, tiene un año y medio. No necesito llenarme de hijos para ocupar espacios vacíos, quiero disfrutarlos, verlos crecer, compartir con ellos.

–Tenés una vida muy tranquila, muy diferente de la de Wanda Nara, por ejemplo, y no dejás de ser la mujer de un millonario…

–Es que la ostentación me parece una carencia de felicidad. No necesito mostrarle al mundo la cantidad de dinero que tenemos, o las cosas que nos podemos comprar, eso forma parte de nuestra intimidad. No quiere decir que no nos demos nuestros gustos, simplemente no lo mostramos en las redes sociales porque me parece realmente innecesario.